Recuperan pertenencias

Sarah Borrero y su hijo  Rubén muestran la caja de documentos, que fue lo único que quedó de su hogar.

Sarah Borrero y su hijo Rubén muestran la caja de documentos, que fue lo único que quedó de su hogar. Crédito: <copyrite>edlp</copyrite><person> mariela lombard< / person>

Nueva York — Una pequeña caja con documentos fue lo único que le quedó a la familia Borrero después de que el edificio donde vivían se derrumbó por completo en la explosión en El Barrio del pasado miércoles.

“Esto es lo único que recobramos”, dijo Sarah Borrero, quien salió ayer acompañada de su hijo Rubén Borrero (32) de las instalaciones del cuartel 25 donde fueron a identificar algunas de sus pertenencias. “Sí la reconocimos y lo bueno es que tiene algunos de nuestros ‘I.D’s’ adentro, y por eso fue fácil”.

El cuartel 25, ubicado en el 209 de la calle 119 Este, es el centro donde se colectan los objetos que los socorristas van encontrando, para que los sobrevivientes vayan y recobren algunas de sus pertenencias.

Sarah (58), de ascendencia puertorriqueña, vivía desde hace 38 años en un apartamento del segundo piso en el 1646 de Avenida Park, ubicado a la altura de la calle 116, junto a su hijo Rubén y su hija Kimberly (16).

“En ese momento estaba trabajando y una compañera me dijo que hubo una explosión en mi edificio”, recuerda Sarah, quien trabaja en el hospital Presbyterian. “En ese momento mi preocupación era mi hija, y rogaba que ya hubiera salido para la escuela. Gracias a Dios así fue. Lo que perdimos fue nuestro perro y todavía no encuentran su cuerpo”.

Rubén tampoco estaba en la casa, había salido a dejar a su hijo a la niñera.

Aunque la ecuatoriana Sulahay Agurto (29) no vivía en los edificios, llegó al cuartel 25 para averiguar acerca de su auto Nissan Altima que estaba estacionado en la esquina de la calle 116 y la avenida Park.

“Estuvo estacionado ahí por algunos días, pero no lo volví a ver”, dijo Agurto al entrar al cuartel 25, mostrando la foto de su vehículo amarillo. “Es fácil reconocerlo porque parece un taxi”.

Después de un rato de dar vueltas por el área, aconsejada por la Policía, Agurto lo encontró.

“Está todo dañado por delante y por detrás, me imagino que por los ladrillos que le caían”, dijo la joven. “Doy gracias a Dios porque a mí no me pasó nada”.

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