Madres cobran menos que los hombres por el mismo trabajo

Un latino con hijos ingresa $30,000 de media al año, frente a los $17,000 que gana una hispana, de acuerdo con un informe

Beatriz Díaz, quien tiene dos hijos, trabaja como empleada en una cafetería.

Beatriz Díaz, quien tiene dos hijos, trabaja como empleada en una cafetería. Crédito: EDLP

NUEVA YORK — Combinar la labor de ser madre con un trabajo a tiempo completo es una de las tareas más duras que existen. Las madres latinas empleadas de la Ciudad de Nueva York, sin embargo, no ven recompensado ese esfuerzo, ya que ganan casi la mitad de dinero que los padres hispanos, según revela un nuevo reporte.

Un latino con hijos ingresa $30,000 de media al año, frente a los $17,000 que gana una madre hispana, de acuerdo con un informe elaborado por el Graduate Center y el Centro de Estudios Latinoamericanos, Caribeños y Latinos (CLACLS) de CUNY, que se publicará la semana que viene.

Estas diferencias se mantienen aún cuando se comparan madres y padres latinos con un nivel de educación similar.

“Me parece muy injusto y discriminatorio que nosotras ganemos menos que ellos”, dijo Gladys Fernández (39), una puertorriqueña que trabaja de dependienta en una tienda de bagels, en Brooklyn, y tiene una hija de un año. “Mi esposo está, ahora mismo, desempleado y dependemos solo de mi salario, pero, aunque él intenta ayudar, la que cuida de la niña muchas veces sigo siendo yo, ya que hay cosas que sólo sabe hacer una madre”.

El desnivel es precisamente bastante más pronunciado entre los puertorriqueños, el mayor grupo latino de Nueva York. Los hombres boricuas con hijos ganan más del doble al año ($37,000) que las mujeres en la misma condición ($14,000).

Esta tremenda desigualdad se extiende también a otros grupos étnicos, aunque en menor medida.

La activista comunitaria Natalia Aristizábal, miembro de Make the Road New York, apunta al “concepto patriarcal que aún existe entre la comunidad latina neoyorquina” como uno de los factores.

“El hombre hispano necesita saber que contribuye más que su pareja para sentirse bien consigo mismo”, señaló Aristizábal. “Además, las mujeres latinas le otorgan una importancia fundamental al cuidado de sus hijos y eso, por desgracia, tiene poco valor en el mercado laboral“.

Diana Mejía (48), fundadora de Viento del Espíritu, define su papel de madre y activista por los derechos de los inmigrantes como un reto al que se enfrenta diariamente: “Cuando se tiene hijos la perspectiva de vida cambia. Los niños escuchan y, por una parte, los vuelve sensibles a las injusticias; pero, por otro, los angustia, porque mi hija no entiende hechos como las redadas que conduce inmigración”.

Ana María Archila (35), codirectora de la organización proinmigrante Centro de la Democracia Popular, quiere inculcar los mismos valores por los que lucha a su hija de dos años: “Quiero que mi niña crezca aprendiendo el valor de amar y apreciar a la gente, y el privilegio de ser parte de una comunidad que lucha junta por mejorar. Me acompaña a protestas desde que tenía un mes, y el otro día, mientras iba en su sillita, empezó a cantar ‘¡sí se puede! ¡sí se puede!’.

María Luisa Fretell (40) es una empleada de limpieza que trabaja todos los días para ayudar a sus tres hijos, que viven en Perú y a los que nos ve desde hace 10 años. Su poco tiempo libre lo dedica a colaborar con la organización NICE para educar a otras limpiadoras sobre sus derechos laborales: “Aunque los tenga lejos, mi primera prioridad es hablar por teléfono con mis hijos todos los días. La pequeña todavía me pregunta qué cuando vuelvo, pero yo les digo que me tengo que quedar aquí para que ellos no tengan una vida como la mía”.

Gladys Puglia (50) comenzó a colaborar con la organización Make the Road New York después de ser víctima de hostigamiento por parte de su casero para que desalojase su apartamento de renta baja en Bushwick, Brooklyn. Ahora enseña a otros inquilinos como proteger sus derechos: “A mis tres hijos les quiero pasar el legado de que nunca hay que dejar de pelear contra la injusticia”.

Nadia Marín (44), miembro de la Red Nacional de Jornaleros, describe su papel de mamá de un varón de 13 años como el de otras madres: “Tengo los mismos retos que otras mujeres. Uno de los inconvenientes es que, en los trabajos organizativos, no tenemos horario y lo mismo hay que trabajar por las noches que un fin de semana. A veces la llevo conmigo y me gusta porque tengo la esperanza que cuando crezca, esta experiencia le va a servir para el futuro”.

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