En San Cristóbal, Francisco hallará un ambiente de gran dinamismo religioso

El Sumo Pontífice oficiará una misa este lunes en el estado sureño de Chiapas

San Cristóbal de las Casas, Chiapas en espera del papa Francisco.

San Cristóbal de las Casas, Chiapas en espera del papa Francisco. Crédito: EFE

México – Cuando el papa Francisco oficie el lunes una misa con pueblos indígenas en San Cristóbal de las Casas en uno de los actos de mayor simbolismo de su visita a México, lo hará en una ciudad y un estado, Chiapas, de gran dinamismo religioso, resultado de procesos históricos que se remontan siglos atrás.

Chiapas, al igual que el resto de México, es predominantemente católico desde el periodo de la Colonia, cuando a partir del siglo XVI los misioneros españoles inculcaron la nueva fe a los pueblos originarios.

Si bien la religión en todo México exhibe diversos grados de sincretismo, en ninguna parte se manifiesta este fenómeno como en Chiapas, en el sureste, donde la fe católica se mezcló con un tenaz misticismo nativo que cedió mucho menos terreno que en otras regiones del país.

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La combinación de creencias y rituales, cuyos practicantes son conocidos como “católicos tradicionalistas”, encuentra su máxima expresión en el municipio de San Juan Chamula, cuyos habitantes oran en el templo de San Juan Bautista sobre un suelo cubierto por ramas de pino, pues no hay bancas, envueltos por humo de copal, una resina vegetal, y mutilan a las imágenes religiosas.

Curanderos diagnostican males de los fieles y prescriben remedios consistentes en ofrendas con velas de diferentes colores, un licor artesanal de caña o, en casos difíciles, una gallina para sacrificio.

Aunque la localidad es visitada por muchos turistas, los extraños son vistos con recelo, acaso como un reflejo heredado de los días en que misioneros protestantes procedentes de Estados Unidos llegaron a la región alrededor de 1960.

Muchos pobladores abandonaron la tradición local y adoptaron diversas denominaciones evangélicas, como la presbiteriana, la adventista y la pentecostal.

El avance del protestantismo fue considerado como una amenaza al status quo y dio origen a un conflicto sectario en que los conversos sufrieron diversos tipos de violencia, desde negación de servicios públicos hasta asesinatos.

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A partir de la década de 1970 y durante tres decenios unos 35.000 residentes, la gran mayoría protestantes de la etnia tzotzil, fueron expulsados de Chamula, de acuerdo con cifras de grupos de derechos humanos.

Los desplazados se establecieron a las afueras de San Cristóbal de las Casas, unos 15 kilómetros al sureste, donde edificaron numerosos templos.

El 1 de enero de 1994, al tiempo que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio entre México, EE.UU. y Canadá, también estalló en Chiapas un efímero levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) contra la centenaria marginación de los indígenas.

Si bien las hostilidades duraron menos de dos semanas, la revuelta atrajo considerable atención internacional sobre la situación de los indígenas del sureste mexicano, y el lema del EZLN, “Un mundo donde quepan muchos mundos”, fue un imán para multitud de organizaciones caritativas, políticas y religiosas de todo el planeta.

Entre los nuevos predicadores que convergieron en Chiapas figuraban misioneros musulmanes procedentes del mismo país que trajo el cristianismo a México: España.

Su mensaje encontró oídos dispuestos entre muchos indígenas, buena parte de ellos constituida por los refugiados protestantes de San Cristóbal.

Desde entonces se han producido escisiones entre los primeros conversos al islam, además de que han llegado misioneros de otros países, y a la fecha hay cuando menos tres mezquitas de corrientes diferentes en la periferia de la ciudad entre los también diversos templos protestantes.

En México están censadas apeans 3.760 personas como miembros de esa religión, una cantidad nimia en un país de 112,3 millones de habitantes.

La Ciudad de México tiene la mayor cantidad con 1.178, mientras Chiapas cuenta sólo con 110, pero con un incremento de 144,4 % respecto a los 45 del año 2000.

Sin embargo, la proliferación de mezquitas y las diversas actividades culturales y políticas en que participan los musulmanes chiapanecos desmienten las cifras oficiales y, según cálculos de expertos, hay más de medio millar solo en San Cristóbal, donde el 75 % de la población es indígena.

Es allí donde Francisco oficiará misa el lunes en un centro deportivo, evento para el que han sido repartidas 100.000 entradas gratuitas.

Consciente de la diversidad étnica y religiosa de Chiapas, donde la población católica representa 58% del total frente al 83% nacional, el Episcopado señaló que el papa “no viene a enfrentar a los grupos sociales, sino a tender puentes”.

“Del Evangelio brotan principios universales como el valor de la vida, la dignidad, los derechos y deberes de toda persona. Esto es algo que podemos compartir con miembros de otros credos religiosos, seguidores de otras tradiciones espirituales, librepensadores y no creyentes”, ha dicho el coordinador de la visita papal, Eugenio Lira.

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