Tampoco hay cabida para candidatos de un tercer partido en las elecciones de 2016

Los nominados para la candidatura presidencial por los Partidos Libertario y Verde no supieron aprovechar el descontento popular por el estancamiento político en Washington

WASHINGTON.- El libertario Gary Johnson y Jill Stein, del Partido Verde, jamás lograron trepar en las encuestas y en algunos estados pasaron desapercibidos, topándose así con una dura realidad: por mucho “ruido” que generen, es muy remota su influencia porque EEUU no está listo para un tercer partido.

La mayoría de las encuestas ha demostrado el hartazgo de los votantes con el “establishment” político en Washington y, de hecho, tanto la demócrata, Hillary Clinton, como su rival republicano, Donald Trump, afrontan una baja tasa de popularidad.

Pero de ahí a que, en un arraigado sistema electoral binario, los votantes vean a Johnson o a Stein como una opción viable, hay mucho trecho, según los expertos.

Entre otras trabas, el Colegio Electoral, que es el proceso que determina al próximo presidente, no admite victorias parciales, y todo el sistema electoral tendría que ser reformado.

Para los observadores, el 2016 será otro año más de “ensayos” de candidatos de partidos minoritarios que, juntando lecciones de sus errores y desaciertos en la contienda, podrían regresar con más fuerza en 2020.

COBERTURA DE LAS ELECCIONES

Heridas autoinfligidas

A través de la historia electoral, los candidatos de terceros partidos, por ejemplo Ross Perot (1992, como independiente, o 1996 con el Partido Reformista) y Ralph Nader (1996 y 2000, con el Partido Verde), han diluido el voto de los demócratas o republicanos, algo capaz de alterar el rumbo de las elecciones, especialmente en estados con reñidas contiendas.

Pero, por errores propios o el pobre manejo de sus respectivas campañas, ni Johnson ni Stein supieron aprovechar el descontento popular por el estancamiento político en Washington, o las divisiones internas de los dos partidos mayoritarios.

Johnson, exgobernador republicano de Nuevo México, y Stein, jamás alcanzaron suficiente fuerza en las primarias para ser incluídos en los debates, lo que les hubiese dado mayor visibilidad nacional.

El libertario Gary Johnson. Foto: George Frey/Getty Images
El libertario Gary Johnson. Foto: George Frey/Getty Images

Johnson, además, ha conseguido mala prensa al demostrar su escaso conocimiento de los asuntos internacionales, en particular del conflicto civil en Siria.

El mes pasado, durante una entrevista con MSNBC, atónito, no pudo comentar sobre la crisis de refugiados en la convulsionada ciudad de Aleppo, la segunda ciudad más grande en Siria y donde miles han quedado en el fuego cruzado entre las fuerzas del gobierno y grupos de oposición.

De inmediato, y hasta la fecha, Johnson ha sido objeto de burlas en las redes sociales, y su pifia se volvió viral en Twitter con la etiqueta “#WhatIsAleppo”.

Días después de esa entrevista, Johnson insistió en que aún no podía nombrar a  ningún líder mundial que admirara.

Su compañero de fórmula y exgobernador republicano de Massachusetts , Bill Weld, ha condenado a Trump, pero tuvo que sacar un comunicado esta semana para aplacar rumores de que su denuncia era un apoyo implícito a Clinton, o de que él esté abandonando la contienda.

Mientras, desde un flanco izquierdista, Stein ha promovido una plataforma populista contra la pobreza, la contaminación ambiental, el desempleo y la desigualdad salarial, entre otros temas de justicia social.  Sólo que también son asuntos que promovió durante las primarias el senador independiente de Vermont, Bernie Sanders, y que Clinton ha incluido en su plan de gobierno.

La doctora Jill Stein, de 66 años, candidata presidencial del Partido Verde. Foto: Win McNamee/Getty Images
La doctora Jill Stein, de 66 años, candidata presidencial del Partido Verde. Foto: Win McNamee/Getty Images

Tampoco Stein se ha librado de malos titulares, especialmente porque, siendo candidata del Partido Verde y con una retórica contraria a las grandes corporaciones,  informes de prensa sobre sus declaraciones financieras han destacado sus inversiones en la industria del carbón, un combustible altamente contaminante, en empresas como Exxon, Chevron, y JP Morgan Chase, o en la gigante farmacéutica Pfizer.

¿Tendrán peso en las urnas?

Hace cuatro años, cuando el presidente Barack Obama ganó la reelección, ni Johnson ni Stein llegaron al uno por ciento cada uno en las urnas y, aunque este año han mejorado sus números, ninguno alcanza el 10% en las encuestas.

Todo indica que en 2016 ambos pasarán a la historia como un “asterisco” para los dos partidos mayoritarios: Clinton ha remontado en las encuestas gracias a la divulgación de un video de 2005 en el que Trump usó vulgaridades para referirse a las mujeres.

Un promedio de encuestas nacionales del sitio “Fivethirtyeight” señala que Clinton aventaja a Trump por casi siete puntos porcentuales, y Johnson logra 5,7 puntos porcentuales, una baja respecto a los 6,5 de la semana pasada. Stein no figura en este cómputo.

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Según las proyecciones actuales de “RealClearPolitics”, Clinton va camino de ganar no sólo el voto popular sino también los 270 votos mínimos del Colegio Electoral.

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En EEUU,  los únicos tres presidentes sin vínculos a un partido mayoritario han sido George Washington -independiente durante todo su mandato-, y en el siglo 19, John Tyler y Andrew Johnson, que además no fueron elegidos por  los votantes sino que, como vicepresidentes, ascendieron al puesto por la muerte del presidente de turno.

Todo indica que Johnson y Stein tampoco podrán, al menos este año, marcar un hito en la historia electoral del país.

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Elecciones 2016 Gary Johnson Jill Stein

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