“Si me engaña, yo lo engaño”

Ojo por ojo... ¿cuerno por cuerno?

infidelidad

Hay mujeres que no pueden lidiar con el dolor que les produce que sus parejas sean infieles.  Crédito: Shutterstock

Claro lo dijo Ednita Nazario en su tema “Más mala que tú”: “Yo también te mentí, yo también traicioné, el sabor del pecado en tu ausencia probé, fui más mala que tú”.

Hay mujeres que no pueden lidiar con el dolor que les produce el que sus parejas les sean infieles, por lo que optan por pagarles con la misma moneda.

Ese fue el caso de Isabel Mojica, quien llevaba un año de relación con Daniel Torres, su primer novio formal, cuando descubrió que éste le estaba siendo infiel.

“Durante ese tiempo veía muchos comportamientos extraños, pero como era tan jovencita no tenía malicia. Pero veía los juegos con el celular, cosas nebulosas y cómo lo escondía. Mujer celosa al fin y en desconfianza me puse a buscar y a buscar hasta que un día conseguí acceso a su cuenta de celular. Allí pude ver todas las horas, llamadas y mensajes de texto que tenía con otro número.

“Me puse a atar cabos y llamé a ese número y supe que era de una mujer. Con las llamadas y saber que el número era de una mujer ya no necesitaba nada más. Luego lo confronté y lo dejé”, relató Isabel, que hoy es vendedora.

Segunda parte

Pero la cosa no quedó ahí. Daniel le pidió perdón y le suplicó que le diera otra oportunidad, pues aseguraba que la relación con la otra chica no había tenido importancia. Sin embargo, aunque Isabel aceptó continuar jamás volvió a ser lo mismo para ella.

“Como lo quería, había sido el primer hombre con el que tuve relaciones y lo vi arrepentido, pues volví con él. Pero ya estaba desencantada, ya no había confianza y con todas las amigas de él pensaba que me engañaba.

“Mi comportamiento cambió por completo y cuando conocía muchachos y me preguntaban si tenía novio, les decía que no, o si les decía que tenía novio, no dejaba el coqueteo. Ya no me importaba y con todos los que tuve chance, lo engañé”, relató Isabel.

Más daño que bien

Sin embargo, el ojo por ojo diente por diente puede a la larga ser más perjudicial para quien lo aplica, que para quien es infiel primero en la pareja, según destaca el consejero de parejas Joel Ventura.

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La infidelidad es un evento traumático y por lo tanto provocará fuertes emociones que hay que saber manejar o buscar ayuda para lidiar con ellas, asegura el experto.

“El trauma cambia el cerebro, hay dos áreas que se ven afectadas. El primero es el sistema límbico o sistema de recompensa. Esa es la parte más primitiva que tenemos en el cerebro y es la que trata de ayudarnos a sobrevivir y lo hace tratando de evitar el dolor o repitiendo el placer. A veces el placer nos ayuda a manejar el dolor, y allí está el peligro de esto, al no trabajar un trauma, no sanar unas heridas y tomar decisiones como éstas de ‘no me lo vuelven hacer’, ‘no confío en lo hombres’, y llevar una vida de venganza y promiscua. Y al ser el sexo tan placentero, pero hacerlo de forma desproporcionada, se puede convertir en una obsesión o una compulsión”, aseguró Ventura.

En el caso de Isabel, aunque tuvo una larga etapa de serle infiel a Daniel, la manera en que más la marcó negativamente fue en que perdió totalmente la confianza en los hombres y se afectó su autoestima.

“Se queda como un trauma, una inseguridad que creo que todos los hombres me van a ser infieles en algún momento. Cuando me enteré de lo de mi novio me puse bien flaca, pensaba ‘qué hice, qué no di’. Luego, empecé a arreglarme más y cuando me echaban flores me sentía bien, porque me sentía tan mal por él que cuando un hombre me hacía cumplidos se sentía bien. Porque cuando para colmo te las pegan con alguien más feo, es como que, ¿en serio?”, dijo Isabel.

Ventura asegura que la venganza también desencadenará otras consecuencias, pues además de afectar a la persona que es infiel también creará problemas de inseguridad y autoestima en la persona que fue infiel originalmente, situaciones que seguramente arrastrará esa experiencia.

Al consejero le consta por su práctica que es posible que una pareja logre restaurar su relación después de vivir esta experiencia.

“He visto milagros de caso de cómo han podido restaurar el matrimonio y la confianza, pero bajo ciertas circunstancias. Si la parte que me hizo daño está en la disposición, y no solo de palabra, de hacer enmiendas y detener el comportamiento. Siempre y cuando sea así, y la mujer que haya sido herida esté dispuesta a trabajarlo y darle la oportunidad y si él se compromete sí, de otra forma no”, aseguró Ventura.

– María Ivette Vega Calles

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