Editorial: Alto a la xenofobia

Los casos de violencia como la quema de una iglesia, golpes e insultos contra musulmanes, latinos e inmigrantes, las pintadas de cruces gamadas y las agresiones antisemitas se han multiplicado después de la victoria de Trump

El presidente electo Donald Trump dijo: “Paren… si es necesario lo digo a la cámara: ‘Paren’”, en una entrevista sobre los casos de hostigamiento y odio racista de sus seguidores. En realidad no necesita los medios para eso, puede mirar a su costado y decírselo a Stephen Bannon, un blanco supremacista, que ha sido designado como principal estratega y consejero en la próxima administración.

El tono de la campaña del republicano se basó en el resentimiento a los inmigrantes, a las minorías y a los musulmanes. Se usaron expresiones que ya son códigos, como el denunciar una conspiración internacional de banqueros, tiene connotaciones antisemitas.

La denuncia general de estar en contra de lo “político correcto”, para algunos fue una validación para sacar a luz un odio, como el racismo, reprimido por mucho tiempo.

Todo es el resultado de la estrategia de Bannon que vió el impacto del mensaje de Trump en un significativo sector blanco del electorado, furioso por los cambios y contra una clase política que no hace nada para detenerlo.

Sin quererlo, él preparó el público para la llegada del millonario a través del sitio de noticias Breitbart que diseminó conspiraciones, noticias manipuladas y otras totalmente falsas, convirtiéndose en el centro del Alt-right, que agrupa lo más marginal de la extrema derecha.

Los casos de violencia como la quema de una iglesia, golpes e insultos contra musulmanes, latinos e inmigrantes, las pintadas de cruces gamadas y las agresiones antisemitas se han multiplicado después de la victoria de Trump.

Es injusto decir que todo simpatizante de Trump es un racista. Pero si se puede afirmar que el triunfo del millonario fue celebrado como una “victoria de la raza blanca” en varios comentarios de grupos y líderes racistas, neonazis, antisemitas, segregacionistas y supremacistas. Un Ku Klux Klan de Carolina del Norte desfilará el 3 de diciembre para celebrar que Trump ganó.

Se puede decir que esta gente son lectores de Breitbart. Ahora tienen a su defensor en el centro del poder.

Este panorama es de temer, es inadmisible y la peor señal que puede dar la próxima administración. Esto significa que el divisionismo destructivo de la campaña será una política de gobierno. Esto es lo último que necesita nuestro país.

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