Lo que deben hacer los demócratas para superar la derrota contra Trump

¿Se convertirá en un partido de izquierda?

WASHINGTON.- Tras su derrota en las urnas el martes pasado, tanto los líderes como la base del Partido Demócrata atraviesan el clásico período de “duelo” y, según los expertos, su tarea a corto y largo plazo es “reinventarse” para frenar la hemorragia de votantes.

Las etapas del “duelo” –negación, furia, negociación, depresión y aceptación- no sólo aplican tras la pérdida de un ser querido sino también tras la derrota en cualquier justa deportiva y, en este caso, también en las contiendas políticas.

Las protestas callejeras a diario contra el presidente electo, Donald Trump, en la capital estadounidense y otras ciudades del país son parte de ese proceso y han servido para ventilar la frustración de los votantes demócratas, algunos con su partido y la mayoría contra los republicanos.

En las redes sociales, mientras tanto, hay expresiones de las otras etapas del duelo: algunos ya se resignaron, otros, desmoralizados, están sumidos en la depresión, y otros, además, ya preparan un “plan de batalla” contra Trump.

“Definitivamente ha sido un proceso de duelo para todos los que luchamos por un país de inclusión, tolerancia y convivencia social próspera. Hillary Clinton y los demócratas realizaron una campaña extraordinaria en la elección más atípica en tiempos memorables”, dijo a este diario el estratega demócrata Federico de Jesús.

Clinton ganó el voto popular pero perdió en el Colegio Electoral, dando pie a la inesperada victoria de Trump, quien ya comienza a perfilar su Gabinete presidencial y una agenda conservadora.

Pero una lección que quedó clara es que Clinton perdió de forma abrumadora el voto de los blancos de la clase trabajadora, que lleva años quejándose del abandono de la clase política en Washington.

Entre ayer y hoy, el presidente Barack Obama señaló que Trump supo “conectar” con un sector del electorado y que el Partido Demócrata tendrá que evaluar sus errores y corregir su marcha hacia el futuro.

“Obviamente el presidente electo Trump tocó esa corriente particular (contra la globalización) dentro del Partido Republicano y pudo ampliarla lo suficiente y conseguir suficientes votos para ganar la elección”, explicó Obama desde Atenas, junto al primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras.

Pero EEUU no es el único que afronta problemas relacionados con la mecanización de la fuerza laboral a  causa de la globalización, también está ocurriendo en Europa, donde el mensaje de la derecha también está calando fuerte.

“La gente tiene menos certidumbre de su identidad nacional o su lugar en el mundo … sin duda eso ha producido movimientos nacionalistas, tanto de la izquierda como de la derecha”, dijo Obama, quien no obstante cree que es necesario tener un panorama completo de las tendencias económicas.

Al defender la plataforma política del partido, de Jesús reconoció que “tener la razón no basta”, porque “hay que saber conectar a nivel emocional con el elector, no solo a nivel racional”.

“El Partido Demócrata tiene que seguir siendo el ente aglutinador que propulse los derechos de las minorías, los inmigrantes y todo aquel que haya que defender de la discriminación, además de ser el defensor del pueblo trabajador”, recetó de Jesús, quien fue portavoz hispano de Obama en su campaña presidencial de 2008.

Por su parte, el secretario del Trabajo durante la Administración Clinton (1993-2001), Robert Reich, explicó que la elección de 2016 “fue un repudio del viejo Partido Demócrata”, y la urgencia ahora es moldear un nuevo partido capaz de organizar y movilizar al pueblo estadounidense desde la oposición.

Según Reich, parte de la misión que debe emprender su partido es explicar a la base lo que ocurra con la entrante Administración Trump, y adoptar medidas para “frenar o mitigar los efectos nocivos” de sus posibles políticas.

Y además de proteger a “poblaciones vulnerables”, el Partido Demócrata también debe “reclutar a una nueva generación de candidatos progresistas” en los niveles locales, estatales y nacional para 2018 y futuras contiendas, incluyendo la presidencial de 2020.

Es que, a juicio de Reich, el partido debe continuar impulsando una agenda progresista contra la influencia del dinero en la política, contra el encarcelamiento masivo, y a favor de la lucha por la igualdad social.

En su “postmortem” de la derrota del martes pasado, Reich subrayó que los votantes rechazaron “la estructura del poder” en EEUU, incluyendo a la de su partido.

“No tiene ni idea de lo que le estaba pasando a la mayoría de los estadounidenses” porque aunque la economía registró una mejoría, los indicadores económicos “no reflejan la inseguridad que siguen sintiendo los estadounidenses, ni la aparente arbitrariedad e injusticia que atraviesan”, explicó Reich.

En la actualidad, pese a la baja tasa de desempleo,  el ingreso familiar medio, ajustado a la inflación, es más bajo que hace 16 años,  y los trabajadores sin diplomas universitarios llevan la peor parte.

En cambio, la mayoría de los avances económicos ha beneficiado a los que se encuentran en la cima del escalafón salarial, lo que a su vez se ha traducido en un mayor poder político para el sector corporativo y para los ricos.

Y si antes los blancos de la clase trabajadora pensaban que los sindicatos serían su tabla de salvación, las corporaciones llevan décadas diezmando a los gremios y reduciendo su influencia política.

Aunque la política de aislamiento de Trump preocupa a la clase política, es más fuerte la ansiedad de trabajadores que durante años han llevado la de perder, según Reich, quien consideró que el Partido Demócrata jugó un papel para facilitar la victoria de Trump y ahora le toca reinventarse y encontrar su Norte para futuras batallas.

Por su parte, la conservadora Institución Brookings cree que sólo hay cuatro posibles escenarios para la presidencia de Trump: continuar las posturas convencionales del Partido Republicano; romper con las tradiciones y promover su marca de populismo contra el “establishment”; por su conducta impredecible, podría generar escándalos que contribuyan al fracaso de su presidencia, o, si recurre a un estilo autoritario, provocar más caos social.

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