El “síndrome Trump” llega a las consultas de pediatras en EEUU

Niños inmigrantes, niños con padres que lo son e incluso niños que son amigos de estos, están sufriendo las consecuencias de la retórica dura en torno a la inmigración y posibles deportaciones.

Los efectos de la elección de Donald Trump a la presidencia del país también se están haciendo notar en las consultas médicas y en los hospitales, donde los médicos están observando un aumento en consultas de niños y familias inmigrantes, en muchos casos con problemas de salud física o mental que los expertos comienzan a ligar directamente con la retórica de la campaña y del presidente electo de los Estados Unidos.

El “síndrome Trump” no es un nombre científico, pero está convirtiéndose en una experiencia real de muchas familias inmigrantes, que desde las elecciones reportan altos niveles de ansiedad y temor, sobre todo entre los niños y adolescentes aparentemente vulnerables a políticas que el presidente electo prometió durante su campaña.

La pediatra Julie Michelle Linton, de Winston Salem, Carolina del Norte, encabeza un “grupo de salud del inmigrante” para la Asociación Americana de Pediatras. Ella y la asociación están preocupados por lo que están viendo en sus consultas.

Niños inmigrantes, sus familias y hasta sus amigos están experimentando síntomas de salud física y mental, casos de ansiedad y un aumento en general de las visitas médicas por diversas quejas, dijo la pediatra. Tal y como se reportó después de la elección, muchos niños están mostrando señales de ansiedad en el hogar y en la escuela.

“Tenemos a más familias inmigrantes en las consultas y casos muy específicos de niños con ansiedad y temor de que sus padres desaparezcan mientras ellos están en la escuela”, dijo Linton. “Otro tipo de caso que vemos es de familias preocupadas porque sus hijos, que reciben algún tratamiento o tienen necesidades especiales, pierdan esa atención médica si son arrestados o deportados”.

En el hospital donde Linton tiene su consulta, ha habido una avalancha de preguntas de padres preocupados porque sus hijos podrían perder sus tratamientos médicos si son expulsados del país.

“Todo esto comenzó antes de la elección, durante la campaña”, dijo Linton. “Pero ha aumentado mucho desde las elecciones”.

En tercer lugar, dijo la pediatra, están los que retrasan el tratamiento médico por miedo a movilizarse o viajar hasta el hospital o simplemente por temor a que eso lleve a encuentros con las autoridades migratorias. “Estamos viendo complicaciones de salud consistentes con eso”, añadió.

Los niños inmigrantes y sus familias no son los únicos afectados, apuntó la experta. “Hablando con colegas he oído de diversos casos, y uno me pareció especialmente interesante, el de un niño estadounidense en un hogar de crianza (Foster home) que está sufriendo una ansiedad devastadora debido al miedo que tiene de que su amigo inmigrante, en el mismo hogar, sea deportado. Es muy duro”.

La Asociación Nacional de Pediatras (APA) afirma que su punto de vista no es político y que simplemente busca lo mejor en defensa de los pacientes.

Pero las necesidades especiales de las familias inmigrantes ya han estado en la mira de este grupo gremial desde hace varios años, especialmente desde que se intensificaron las leyes anti inmigrantes en los estados y las políticas federales de deportación.

El grupo de salud del inmigrante del APA que encabeza Linton fue creado en 2012 para evaluar y ofrecer recursos y soluciones a los problemas especiales de salud clínica y mental de las familias inmigrantes.

Por ejemplo, el grupo ha creado una guía especial para los médicos en Estados Unidos, con recomendaciones sobre cómo lidiar con los temas y problemas más importantes de salud de esta población, cuyo tamaño no es nada despreciable: uno de cada cuatro niños en Estados Unidos pertenece a una familia inmigrante , y es  el segmento de más rápido crecimiento del país.

La guía señala que los médicos pediatras deben de estar conscientes de las necesidades y condiciones especiales de estos niños y señala que “los niños cuyos padres son arrestados o deportados experimentan problemas mentales y emocionales, incluyendo dificultades para dormir y trastornos de la alimentación, ansiedad, depresión, bajo rendimiento escolar y otros tipos de angustia”, agregando que “la mera posibilidad de una deportación tiene un efecto negativo en algunos niños, aunque ellos mismos y sus familias no sean indocumentados…los niños mexicanos están mostrando casos especiales de confusión, ansiedad y angustia”.

Más de la guía aquí.

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