El concejo busca mejorar horarios de quienes cobran lo mínimo

La ciudad quiere asegurar mejores horarios y protecciones para trabajadores de bajos ingresos

Pizzería en Nueva York/Archivo.

Pizzería en Nueva York/Archivo. Crédito: Mariela Lombard/El Diario Nueva York

José Sánchez es repartidor de pizzas de Domino´s. Este mexicano de 34 años dice que él y sus compañeros de trabajo saben a qué hora entran “pero no a la que salimos”. “Solo me puedo imaginar lo que debe ser para un padre de familia que tiene que hacer sus diligencias”.

Sánchez también se queja de que no hay nadie que les proteja y si, ganan más que hace un año, (en su caso $10.50 a la hora) y en dos años llegará a $15 a la hora pero “se termina ganando lo mismo porque se reducen horas de trabajo”.

Las quejas de este trabajador de comida rápida no son nuevas y por eso el concejo de la ciudad va a hablar de ello. A inciativa de concejales como Brad Lander, Corey Johnson, Debi Rose y Julissa Ferreras tiene previsto presentar el martes una serie de propuestas legislativas que tienen como objetivo que los trabajadores de la industria del comercio o la comida rápida tengan horarios más regulares y predecibles además de más horas de trabajo para planificar sus vidas. Leyes similares ya han sido aprobadas a San Francisco, Seattle y Emeryville, California

Adicionalmente, se establecería una organización sin ánimo de lucro, que se financie con deducciones volutarias de los cheques de los trabajadores, para vigilar el cumplimento de la legislación. El departamento de Asuntos de Consumidores registraría esta organizacion que protegería a los trabajadores de represalias, establecería penalizaciones y remedios para las violaciones por parte de los patrones, entre otras cosas.

Muchas de estas propuestas están apoyadas por el alcalde, Bill de Blasio, según explicaba ayer la comisionada de Asuntos de Consumidores, Lorelei Salas. Encargada de la Oficina de Estándares de Política Laboral, Salas explicaba a este diario que desde la alcaldía se quiere avanzar desde hace meses en legislar los avisos previos de los horarios de trabajo, y en este caso se preven dos semanas. La alcaldía también está de acuerdo con una provisión que dicta que los cambios sobre el horario deben suponer una penalización para los patronos. “Estamos muy comprometidos con una reforma fuerte y sustantiva en este sentido”, señaló Salas.

Uno de los puntos en los que hay acuerdo en las propuestas de ley y la alcaldía es en la regulación del llamado “clopening” o la práctica de asignar el turno de cierre y apertura de un local a un mismo empleado por lo que apenas tiene tiempo para descansar.

Más horas

Las propuestas que hoy se presentan al concejo también trata de asegurar algo crítico. Cuando haya más horas de trabajo disponibles estas deben ofrecerse a los trabajadores que ya están en la plantilla antes de contratar más personas.

Hector Figueroa del sindicato 32BJ, explicaba ayer que “hay empleadores que piensan que dar más horas de trabajo lleva a alcanzar entre 30 y 33 horas a la semana, lo que obliga a cumplir con el mandato de Obamacare para determinadas compañías”. Muchos patronos ya han avisado que una de las consecuencias no deseadas del aumento de los salarios sería una reducción de empleo. “Cuando tiene pocos trabajadores acuden a los bancos de empleo para cubrir posiciones de forma temporal y eso juega en contra de ellos porque hemos encontrado que cuando por legislación se garantiza el tiempo completo los trabajadores están más entregados y se llega a más productividad y eficiencia”.

“En esta legislación no hay requerimiento de un número obligatorio de horas”, explicaba Figueroa, pero este es un paso inicial de sentido común.

Figueroa cree que el paquete completo de medidas saldrá adelante porque hay muchos concejales apoyándolo así como el alcalde y la presidenta del concejo, Melissa Mark Viverito.

Retos para inmigrantes

Lorelei Salas dice que desde su Oficina de Estándares de Política Laboral se va a prestar más atención y se va a ser más proactivo con los inmigrantes indocumentados que pueden estar más nerviosos a partir de enero a hablar de ciertos problemas.

“No sabemos qué va a pasar”, dice refiriéndose a los cambios que conlleva la llegada a la presidencia de Donald Trump, “pero es posible que tenga un efecto paralizante y tenemos que estar más atentos”.

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