“Acabo de matar a los niños y me voy a suicidar”

Estos son los ragos que comparten hombres que asesinaron a sus familias

nino quemado

"Desgarrador", así describió el padre de Zach al ver a su hijo hospitalizado. Crédito: BBC

Zach tenía cuatro años cuando la nueva pareja de su madre, David Potts, irrumpió en la casa de la familia y le prendió fuego. Ahora, con nueve años, es capaz de permanecer tranquilo al describir cómo se desarrolló este acontecimiento tan trágico.

“(Potts) compró dos litros de gasolina y los vertió por toda la casa, en todas partes”, explicó Zach al programa de la periodista de la Victoria Derbyshire. “Entonces mi madre y mi hermano mayor intentaron detenerlo, pero él encendió el combustible justo a tiempo”.

Potts, la madre de Zach, Tracy, y su medio hermano de 15 años, Shaun, murieron en el incendio en Manchester, en septiembre de 2011.

Zach en el sofá
Zach tenía cuatro años cuando ocurrió la tragedia. El niño tienen ahora 9 años.

Zach sobrevivió, junto a su media hermana de 18 años, Cailin. Pero pasó los dos meses siguientes en un hospital para niños. Su padre, Ric -con quien ahora vive- dice que fue “desgarrador” ver el estado de su hijo en ese momento.

Tenía cables, tubos y cosas que salían de él por todo el cuerpo. Lo pusieron en un coma inducido para ayudar a su cuerpo a lidiar con el trauma y las quemaduras lo mejor que pudiera. Tenía el 20% del cuerpo quemado, principalmente sus brazos”.

Zach, en el hospital después del incidente.
Zach estuvo internado por dos meses en el hospital para recuperarse de las quemaduras.

Zach, con su madre Tracy.
Zach sobrevivió al ataque que llevo a cabo la pareja de su madre en el cual murieron varios integrantes de la familia.

Según la doctora Jane Monckton-Smith, criminóloga que actualmente dirige uno de los mayores estudios sobre homicidios domésticos en el Reino Unido, estas matanzas familiares están aumentando.

En el 95% de los casos, el asesino es un hombre y, por lo general, el jefe de la casa.

Los autores de esos crímenes a menudo comparten ciertos rasgos, como la necesidad de controlar a quienes los rodean, agrega.

Ric cree que Potts mostró este mismo comportamiento hacia la madre de Zach, Tracy. “Por lo que pude averiguar, él solía revisar el teléfono para ver con quién había estado hablando o enviándose mensajes de texto”, aseguró Ric. “Él podía salir (para socializar), pero ella no”.

Ric
Tras el trágico hecho, Zach y su padre Ric se unieron más.

Zach y su padre coinciden en que lo que sucedió ese día los hizo más cercanos al uno con el otro. Pero Zach todavía recuerda el momento en que descubrió que su madre había muerto.

“Yo lloré y cuando me acuerdo, me entristece”, reconoció.

Sus quemaduras son un recordatorio de lo que sucedió esa noche. Los niños de la escuela a veces le preguntan acerca de ellas, y allí decide si ignorarlos o explicarles lo que pasó.

“Ningún lugar a dónde ir”

Seis meses después de la boda él comenzó a mostrar su verdadera naturaleza.

“Él sabía que no tenía a dónde ir, a nadie a quien recurrir. Me llamaba insultándome, abusaba de mi verbalmente, mentalmente, físicamente, pegándome, pateándome, cualquier cosa que fuera necesario”, aseguró Denise.

Denise
Denise fue abusada por su exmarido en varias ocasiones.

La mujer había cortado lazos con Wilson en varias ocasiones, pero siempre volvía con él.

Ella lo dejó por última vez en febrero de 2002, pero -pensando volver para buscarlos más tarde- no se llevó a sus dos hijos, Bret, de 8 años, y Bradley, de 7, con ella.

Cuando la pareja se reunió en un restaurante unos días después, los niños estaban en la parte trasera del auto de Wilson. Él atacó a Denise y se fue con ellos.

Unos 20 minutos más tarde, Denise recibió una llamada de Wilson. Ella relató que Wilson le dijo: “Acabo de matar a los niños y me voy a suicidar“.

Denise recuerda haber intentado escuchar a los chicos en el sonido de fondo de la conversación, pero no pudo oírlos. Wilson había asesinado a sus dos hijos apuñalándolos.

Denise, con sus hijos.
El exesposo de Denise secuestró y mató a los hijos de ambos.

“Falta de remordimiento”

Denise recuerda vivamente el momento en que el sargento de la Policía se arrodilló en el suelo y le dijo: “Denise, están muertos”.

Aún sufre de pesadillas en las que revive las muertes de sus hijos. “Estoy en un campo y puedo ver el auto y puedo oírlos llamarme: ‘Mamá, mamá, por favor, ayúdanos mamá’.

“Y todo lo que puedo ver es un cuchillo, un cuchillo que sube y baja en un auto mientras él está matando a los niños”. Wilson recibió dos penas de cadena perpetua por los asesinatos, pero se ahorcó en la cárcel.

Bret, de 8 años, y Bradley, de 7,
Los niños tenían 8 y 7 años cuando fueron asesinados por su padre.

Denise dice que se sentía “traicionada”, y “muy, muy enojada por el hecho de que él no tiene que vivir con esto”.

“Soy yo la queda aquí para hacerle frente, tratando de vivir con todo esto”.

Wilson se suicidó el Día de la Madre, lo que para Denise fue su acto final de venganza.

Según Monckton-Smith, los autores de homicidios domésticos tratarán de suicidarse “en muchos de estos casos”, y a menudo muestran “una falta de remordimiento, que podría deberse a que tienen un trastorno de personalidad”.

Jane Monckton-Smith
La doctora Jane Monckton-Smith dice que se pueden prevenir los casos de homicidio doméstico si se actúa cuando hay señales de advertencia.

También dice que los homicidas casi siempre planean los asesinatos. Denise cree que sus hijos fueron asesinados por Wilson como un acto de venganza hacia ella.

“Perdió el poder, perdió el control que tenía sobre mí. Porque lo dejé, él sintió que lo había perdido todo”, describió.

“(Los asesinatos) fueron puramente para hacerme daño, porque sabía lo unidos que yo y los niños estábamos”.

“Creo que él sabía que había perdido a los niños, que se quedarían conmigo. Por lo tanto, si él no podía tenerlos, se aseguró de que yo no podía tenerlos (tampoco)”. Pero a pesar del trauma que sufrió, Denise dice que está agradecida de los ocho años que tuvo con sus hijos.

“Los niños pueden haber muerto, pero su memoria nunca va a morir, siempre estará ahí”.

– James Longman y Sarah Hatchard

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