Iglesia se suma a la lucha contra los opiáceos

La organización Caridades Católicas de Nueva York realiza entrenamientos para prevenir y tratar las sobredosis con drogas

Las muertes y hospitalizaciones por sobredosis con heroína y opiáceos han alcanzado niveles epidémicos realmente preocupantes en el estado y la ciudad de Nueva York; muy similar a lo que ocurre a nivel nacional.

No en vano, diferentes sectores de la sociedad civil han unido fuerzas con las autoridades estatales para hacerle frente a esta crisis que tan sólo en el 2013 dejó más de 2,200 neoyorquinos fallecidos en todo el estado.

A esta lucha se ha unido la Iglesia Católica mediante su antigua y reconocida red nacional de organizaciones de servicios humanos conocidas como Caridades Católicas, que están entrenando a personas adictas, sus padres y  sus familias para que aprendan a prevenir una sobredosis o para que sepan cómo actuar cuando ésta ocurra y así poder revertirla.

Los entrenamientos se vienen realizando desde hace varios años en diferentes condados del estado de Nueva York, donde personal de Caridades Católicas visita escuelas públicas, centros comunitarios, proveedores de salud, agencias del Gobierno, centros de tratamiento de abuso de substancias y refugios de desamparados.

“Proveemos educación y prevención sobre el abuso de drogas, así como servicios de tratamientos que van desde la detoxificación hasta la ubicación de personas que están en recuperación en departamentos en residencias comunitarias. También ofrecemos servicios de rehabilitación y psicoterapia para pacientes ambulatorios”, dijo el doctor Dean Scher, director ejecutivo de Servicios Comunitarios de Caridades Católicas de los condados de Orange y Sullivan, una de las agencias de servicios humanos de Caridades Católicas de la Arquidiócesis de Nueva York.

Según datos ofrecidos por Scher, durante el 2015 Caridades Católicas dio tratamiento por abuso de substancias a más de 3,000 individuos y ofreció educación y servicios de prevención adicionales a entre 8,000 y 12,000 personas. Es decir, unos 15,000 individuos se beneficiaron de estos programas.

Educación temprana es clave

Cuando se trata de prevenir que una persona comience a usar drogas, para el doctor Scher lo más importante es la pronta enseñanza de jóvenes y adolescentes sobre los peligros de su consumo.  “Tenemos presencia en varias escuelas en las que realizamos programas de prevención temprana y educación con respecto al uso de substancias y la violencia”.

Entre los entrenamientos que imparten Caridades Católicas a los miembros de la comunidad, y en los que han participado oficiales de policía y personal de primeros auxilios, destaca el del uso adecuado de la medicina Naloxone, un antídoto que se administra mediante una inyección o un aerosol nasal y que revierte los efectos de una sobredosis de heroína u opioides.

Actualmente, más de 650 farmacias en los cinco condados de la Gran Manzana venden Naloxone sin receta médica.

“Lo que estamos viendo, irónicamente, entre los adolescentes, especialmente los varones, es que ahora tienen fiestas en las que en vez de tener un ‘conductor designado’, tienen una persona designada para administrar el Naloxone. Es una tendencia ahora entre los jovencitos que se empujan hasta el límite, en términos de cuánto opio pueden tomar, porque saben que hay una persona con Naloxone encargada de revivirlos”, explicó el especialista.

El Naloxone es un antídoto administrado mediante una inyección o un aerosol nasal que revierte los efectos de una sobredosis de heroína u opioides.
El Naloxone es un antídoto administrado mediante una inyección o un aerosol nasal que revierte los efectos de una sobredosis de heroína u opioides.

Problema de drogas prescritas

El doctor Scher coincide con otros expertos en la materia, al señalar que una de las principales causas de la epidemia actual de abuso de heroína y opiáceos ha sido la facilidad con que las personas pueden obtener analgésicos (pain killers) por parte de sus doctores.

“La gran disponibilidad de drogas prescritas contribuye con los desórdenes de uso de substancias y por ello el Estado (de Nueva York) ha intentado intervenir con legislaciones para limitar las prescripciones de opiáceos”, dijo Scher.

El verano pasado el gobernador de Nueva York Andrew Cuomo firmó una ley que incluye una polémica medida para que los doctores en el estado limiten de 30 días a sólo siete las prescripciones de medicinas a base de opioides que les dan a sus pacientes.

Sin embargo, Scher reconoce que esto ha incrementado en cierta forma el uso de heroína. “Al ver las prescripciones reducidas por las legislaciones y los doctores, los adictos se vuelcan hacia la heroína que es mucho más barata de comprar que oxycodone y otra clase de opioides”.

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En la ciudad de Nueva York  las zonas más golpeadas por la epidemia de sobredosis de drogas son Staten Island y Brooklyn. Por esta razón el doctor Scher informó que Caridades Católicas de la Arquidiócesis de Nueva York está considerando comenzar una asociación con organizaciones de esos condados para enfrentar el problema de los opiáceos a través de una red de consejería y terapias de corto tiempo. Esto incluye también otras áreas como Manhattan, El Bronx y el condado de Westchester, entre otros.

Adicción es una enfermedad

Para el doctor Dean Scher, quien aseguró que muchas personas de origen latino recurren en búsqueda de los servicios que ofrecen Caridades Católicas, el reto más grande para las familias es superar la vergüenza y la culpabilidad que sienten si tienen un familiar que está sufriendo de desorden de abuso de substancias.

Sin embargo el experto sugirió que los familiares no deben sentirse responsables, o pensar que son los contribuyentes directos de ese problema, porque la adicción es un desorden de salud mental difícil de tratar.

“Es una enfermedad que afecta al cerebro y sus causas son muy complejas. Pero sabemos ciertamente que los factores socioeconómicos son contribuyentes. Las personas que viven en pobreza o han sido  marginadas, son más propensas a desarrollar enfermedades físicas como asma, diabetes y desórdenes de salud mental como la adicción”, agregó.

Scher aconsejó a las personas que sufren de desorden de abuso de substancias,  o que tienen un caso de éstos en su familia, que busquen ayuda y que se informen sobre cómo acceder a servicios y tratamientos de rehabilitación.

Aunque no acude a los programas de Caridades Católicas, el puertorriqueño Luis Andino, de 28 años, conoce en carne propia lo vital que es buscar ayuda cuando se tiene una adicción. El joven usó opiáceos y heroína por seis años y casi muere, en dos ocasiones, por sobredosis con las drogas. Pero hoy día, gracias a los tratamientos y consejería que recibe en una organización comunitaria en Manhattan, ha logrado mantenerse sobrio por varios meses.

“Me ha costado mucho salir de esta adicción por sí solo. La heroína me ha llevado a hacer cosas contra mí mismo, como estar desamparado en la calle y dormir en los trenes. Es una vida desastrosa”, dijo el joven durante una entrevista en agosto pasado.

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El puertorriqueño Luis Andino, de 28 años, casi muere en dos ocasiones por sobredosis con heroína y opiáceos.
El puertorriqueño Luis Andino, de 28 años, casi muere en dos ocasiones por sobredosis con heroína y opiáceos.

¿Qué son los opiáceos?

Los opiáceos son medicamentos prescritos que alivian el dolor al entumecer las señales de dolor que llegan al cerebro; Esta clase incluye hydrocodone, oxycodone, morphine y codeine.

En los últimos 10 años las ventas de recetas para analgésicos opiáceos aumentaron un 400%, pero no hubo aumento en los informes sobre dolor de los estadounidenses.

Según reportes nacionales tan sólo en el 2012, los proveedores de atención médica escribieron 259 millones de recetas para analgésicos opiáceos. Esto equivale a una botella completa con píldoras de opioides para cada adulto estadounidense.

Se estima que 4 de cada 5 personas en EEUU que usan heroína actualmente abusaron de opiáceos recetados primero.

Una crisis en crecimiento

El abuso de heroína ha acaparado la atención nacional en los últimos años. Según la Oficina del Gobernador, el número de admisiones a salas de emergencia por sobredosis de heroína y de opiáceos recetados en el estado de Nueva York aumentó de 63,793 a 89,269 entre 2014 y 2013.

En la ciudad de Nueva York la heroína se ha convertido en algo más letal que la violencia por armas de fuego. Según el Departamento de Salud de la Gran Manzana, hubo un aumento del 158% en las muertes involuntarias por abuso de drogas en los últimos cinco años, con 937 fallecimientos en 2015 frente a 541 de hace cinco años.

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Aunque la población blanca es la más afectada (con 252 muertes en 2015), se ha visto un rápido crecimiento en la comunidad latina con 196 fallecidos en 2015. Esto representa un alza del 51% desde el 2014.

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A nivel nacional, un reporte de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades EEUU (CDC), dado a conocer en diciembre, indica que durante el 2015 se registraron 52,000 muertes por sobredosis con drogas como heroína y analgésicos opioides. Esto es más que los homicidios por armas de fuego en el mismo año.

Para conocer más sobre todos los programas de prevención y tratamiento del desorden de abuso de substancias que ofrecen Caridades Católicas en las ocho diócesis del estado de Nueva York puede visitar: http://www.nyscatholic.org/.

Sea un ‘buen samaritano’

En Nueva York y otros estados del país existe una ley llamada ‘911 Good Samaritan Law’, que permite a las personas llamar al número de emergencias 911, sin temor a ser arrestadas y enjuiciadas, si tienen una sobredosis de drogas o alcohol que requiere atención médica de emergencia.

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