Los paisajes silenciosos de Rita Lundqvist

La obra de la artista sueca se exhibe hasta el 4 de febrero en la galería Tanya Bonakdar en Chelsea

Aunque las historias pulsen bajo sus enigmáticos óleos sobre paneles de madera, Rita Lundqvist pinta siguiendo un alfabeto visual en el que la única narrativa consciente es la de un lenguaje simbólico universal: cuerpos, árboles, huecos, piedras, pájaros. Como lavando la pintura ‘dalmålning’ de todo su colorido pero manteniendo su expresividad. Sus figuras son nuevos pictogramas, runas, jeroglíficos, seres misteriosos que parecen haber escapado de los bajorrelieves de alguno de los cuernos de oro de Gallehus.

Rita Lundqvist
Rita Lundqvist. Flowering Tree, 2016. Óleo sobre madera. 48 x 48 cm. Cortesía de la artista y la galería Tanya Bonakdar Gallery, New York

Con el cambio de siglo la obra de Lundqvist adquirió una transparencia celeste. Siguiendo una ruta esencial, se despojó de todo detalle innecesario, texturas, perspectivas, entrando en una visualidad minimalista en la que la línea y el contraste de colores resuelven todos los desafíos de la composición. Paleta robada a las auroras boreales. Nos acercamos a esta serie de 14 tableros de pequeños formato como poniendo el oído sobre un lago helado, sabiendo que la naturaleza sigue su dramático curso bajo esa aparente y frágil quietud.

Rita Lundqvist
Rita Lundqvist. Mountain/Berg, 2016

La perspectiva primitivista de esas figuras rígidas y estilizadas de perfil dialoga con la representación del cuerpo en el Medioevo tardío y cierta zona del Quattrocento, enfatizando su condición atemporal, como fotogramas de alguna remota leyenda. Seres detenidos en medio de algún inexplicable ritual doméstico, con una simplicidad que no está exenta de un misterioso manierismo.

Rita Lundqvist. Fire/Eld, 2016. Óleo sobre madera. 48 x 48 cm

Lundqvist domina el contraste entre espacios negativos, figuras y líneas para apaisar sus formatos cuadrados, como es el caso de ‘Fire/Eld’ (2016), o por el contrario maneja la repetición de visuales verticales para alargar la composición, creando una falsa verticalidad, como en ‘Bird/ Fågel’ (2016). Cuando uno recorre sus obras, deteniéndose en esos pequeños secretos compositivos, comienza a disfrutar sus planos pulcros sin aparente profundidad, y termina advirtiendo (y admirando) la existencia de una sutil y extraña perspectiva.

Rita Lundqvist. Bird/Fågel, 2016. Óleo sobre madera. 48 x 48 cm

Mientras recorremos las dos salas de esta película muda, en algún momento uno espera que algo rompa la contención. Un grito, el desgarrador y melodioso canto ‘Kulning’. Ese llamado poderoso que hiela la sangre, percutiendo sobre los helados fiordos y bosques nevados, creciendo sobre la estela de su propio eco, para luego hipnotizarnos con su cadencia melodiosa. No sucederá, pero imaginamos que desde cualquier esquina de los estos paisaje de Rita Lundqvist suena el llamado de los cisnes salvajes, o pasa sigiloso un halcón peregrino. Algo, sin dudas, se está tramando bajo esta secuencia de encantamientos.

Rita Lundqvist. Flame/Låga, 2016
Rita Lundqvist. Flame/Låga, 2016

Rita Lundqvist exhibe en Tanya Bonakdar Gallery hasta el 4 de febrero. 521 West 21st Street, Manhattan; 212-414-4144, tanyabonakdargallery.com

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