Una solución a las preocupaciones

Recientemente las muchas incertidumbres en mi vida laboral y personal me quitan el sueño. Estoy segura que usted sabe exactamente a lo que me refiero.

Ya sabe, esos momentos cuando se levanta a las 4:00 de la mañana pensando de un problema y tratando de encontrar una solución. O esos momentos cuando quiere hacer algo a pesar de que en realidad no tiene control sobre la situación. Por ejemplo, un ser querido está enfermo y requiere cirugía y uno quiere que todo salga bien, pero lo único que puede hacer es esperar.

Últimamente mis preocupaciones se sienten pesadas como si estuviera cargando equipaje. Me agota. Se de-
saparece mi energía. Preocupaciones como: ¿Mi hijo encontrará un nuevo trabajo pronto? ¿Podremos encontrar el edificio que necesitamos para la escuela? ¿He planeado adecuadamente para los próximos años? ¿Está bien de salud mi padre? ¿Cómo puedo ayudar a crecer y desarrollar a mis maestros y trabajadores de mis dos escuelas? ¿He hecho lo suficiente? Es como si todas estas preocupaciones se aferran a mí y me hacen sentir más y más pesada.

Es precisamente en esos momentos cuando yo recuerdo dos versículos clave de la Biblia:

San Lucas 12:25 y 26: “¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás?”

Filipenses 4:6: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”.

Estas palabras me tranquilizan. Me hacen recordar mis limitaciones y el poder de Dios. Así que dejo caer el equipaje de preocupación y decido confiar. Confiar que no debo de preocuparme por las cosas que están fuera de mi control. Confiar que Dios es la fuente de mi esperanza. Confiar en que todo va a estar bien.

Escriba sus comentarios a  askdrvasthi@ambercharter.org

-La Dra Vasthi Acosta es directora de Amber Charter School 

En esta nota

Educación
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain