¿Qué puedo hacer para que mis hijos crezcan seguros de sí mismos?
Aunque cada niño es diferente, hay algunas direcciones que puedes seguir
Orientar a nuestros hijos para que tomen decisiones correctas, no es tarea fácil. Cuando están pequeños podemos ejercer un poco más de autoridad e indicarles lo que tienen que hacer, a cumplir con sus tareas de la escuela o en la casa.
Pero mientras van creciendo, se vuelve cada más difícil, ya que van desarrollando su propia personalidad y tomando sus propias decisiones.
Entonces, surge la pregunta que todo padre se ha hecho en algún momento: ¿Qué puedo hacer para que mis hijos crezcan seguros de sí mismos, con autoestima, para que tengan metas en la vida y sean persistentes y felices? Tú, como padre o madre, puedes inculcarles esos valores desde pequeños; y, aunque cada niño es diferente, hay algunas direcciones que puedes seguir.
No lo sobreprotejas: El instinto primario es defenderlos de cualquier cosa que les pudiera hacer daño, pero si los sobreproteges, no le estás haciendo un favor. Cuando se trate de situaciones normales de la vida, como lidiar con un compañero abusivo, o tratar un tema de la escuela, es necesario que lo dejes enfrentarlo solo.
Déjalo tomar sus propias decisiones: Cuando los niños tienen la oportunidad de tomar decisiones desde pequeños, al crecer tendrán mayor confianza en sí mismos y mejor juicio. Puedes orientarlos, explicándoles los motivos por los cuales consideras que debería hacer algo o no, pero al final déjalos que decidan. Si aciertan, aprenderán; si se equivocan, aprenderán más.
Es importante alabarlos y animarlos cuando hagan las cosas bien, pero no intentes ignorar sus fallas. Es preferible corregir a tiempo un mal comportamiento que dejarlo pasar, ya que podría convertirse en un hábito. Explícales las consecuencias de sus actos y lo que significa la responsabilidad.
Promueve la reflexión sobre la solución de problemas: Cada vez que surja un problema, anímalo a buscar su propia solución. No le digas lo que tiene que hacer, simplemente escúchalo y no intervengas, a menos que sea estrictamente necesario.
Finalmente, confía en tu instinto. Si en algún momento crees que estás fallando como padre o madre, revísate profundamente. Siempre piensa en lo que va a beneficiar a tu hijo.
