Editorial: México en una encrucijada

La migración procedente de América Central al norte es hoy uno de los puntos candentes que sobresalió en la reunión pasada entre las autoridades de México y Estados Unidos

La emigración de centroamericanos a México y EEUU fue un tema entre autoridades mexicanas y estadounidenses.

La emigración de centroamericanos a México y EEUU fue un tema entre autoridades mexicanas y estadounidenses. Crédito: Miguel Tovar/LatinContent/Getty Images

La política del presidente Donald Trump para deportar millones de  indocumentados coloca a México en una compleja encrucijada alrededor de los inmigrantes centroamericanos.

La migración procedente de América Central al norte es uno de los puntos candentes que sobresalió en la reunión pasada entre las autoridades de México y Estados Unidos. Es un motivo de disputa, de acuerdo entre Los Pinos y la Casa Blanca.

La discrepancia se basa en la insólita decisión unilateral de la administración Trump de deportar a México personas que no son ciudadanos mexicanos, sino centroamericanos en la gran mayoría de los casos.

El acuerdo es que México acepte el control de la inmigración centroamericana hacia el norte como “una responsabilidad compartida” con Estados Unidos.

Este cuadro calza en la definición dada en la reunión por el canciller  Luis Videgaray de que México hoy es un país de “tránsito” y no un exportador de migrantes. Este es un error que tiene un motivo político.

Es cierto que hay una reducción de migrantes mexicanos debido a varios factores, desde la demografía al clima económico-político en Estados Unidos, pero el gobierno de Peña Nieto quiere esconder de esta manera que persiste la pobreza y la falta de oportunidades que motivan la emigración.

Al mismo tiempo, esta afirmación de país de tránsito le permite a México ajustar más el Programa Frontera Sur que ya deportó a cientos de miles de centroamericanos. Está restricción se hace en nombre de Estados Unidos, pero el interés es propio.

Muchos inmigrantes centroamericanos están prefiriendo quedarse en México ante las crecientes dificultades que presenta hoy Estado Unidos. A falta de “sueño americano, el “sueño mexicano” parece mejor que la realidad en Centroamérica.

El desafío del gobierno de México es ser coherente. Tiene que otorgar a los indocumentados centroamericanos los mismos derechos y trato que exige para sus paisanos en Estados Unidos. Mientras que los mexicanos no deben discriminar ni maltratar a estos inmigrantes.

El Estados Unidos de Trump es una amenaza despiadada hacia los indocumentados. México está obligado a ser diferente, a no caer en la trampa de la hipocresía.

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