El MoMA exhibe a un misterioso, romántico y político cineasta mexicano de antaño

A partir de hoy y hasta el 9 de marzo, el museo programa seis películas de Julio Bracho

"Distinto amanecer", 1943.

"Distinto amanecer", 1943. Crédito: Courtesy Filmoteca UNAM

Eran las 4:00 pm en punto del 14 de octubre de 2015, cuando la Sala 2 del MoMA se oscureció, los murmullos callaron, el silencio denotó la expectativa de un cine quizá desconocido para la mayoría. “En la palma de tu mano”, con Arturo de Córdova, llegaba de avanzada para iluminar la pantalla y mostrar un cine mexicano distinto a lo rural, con una propuesta estética “avant garde”, parte de una Época de Oro que aún sigue vigente.

Aquella película de Roberto Gavaldón formó parte de la muestra de cine negro mexicano; su éxito, reconocen los organizadores, se debió en gran medida al ambiente neoyorquino que muestran las seis historias elegidas, sus escenarios, las actuaciones de grandes estrellas como María Félix.

“La gente se sorprendió sobre lo sofisticado del cine mexicano, que tenía una calidad que podía competir con la de Hollywood, con películas muy entretenidas… creo que realmente fue una Época de Oro”, consideró Dave Kerh, curador del Museo de Arte Moderno (MoMA).

Ahora, el trabajo Julio Bracho, uno de esos directores seleccionados para aquel ciclo, vuelve a las salas del inmueble ubicado en la Avenida 53 con su propio festival: “Entre Crepúsculo y Amanecer: Julio Bracho y la Edad de Oro del Cine Mexicano”, que incluye seis películas que muestran su capacidad creativa en distintos géneros, ya que además de cine negro, filmó sátira musical, historias de amor y se adentró a la intriga política.

“Su obra es intensa, estéticamente ambiciosa, inteligente. Lo elegimos justamente como una necesidad de revalorar su obra, de redescubrirla y sobre todo de revelarla… Como él mismo decía que al cine uno va a “ver actualmente los sucesos, y a sentir, en presente, las emociones narradas por él”. El cine de Julio Bracho nos trae al presente irremediablemente y nos deja de parecer lejano”, explica Daniel Michel, directora del Festival de Cine de Morelia y co-curadora de la exhibición en Nueva York, a la cual asistirá.

Kerh coincide con Michel y reconoce: “ella eligió casi todas las películas”. Ella, quien accedió a esta entrevista desde Berlín, donde acudió al Festival como jurado de documental, se emociona por esta nueva exhibición: “La curaduría de este ciclo, había comenzado con el ciclo que hicimos en el Festival de Morelia, con el ‘film noir’, donde vimos el alcance de la obra de Bracho”.

El programa

Este productor, director y guionista mexicano (1909-1978) dirigió unas 50 películas, así que la muestra de seis es apenas una prueba mínima de su capacidad creativa y las colaboraciones con grandes estrellas como Jorge Negrete, Rita Macedo, Gloria Marín y Arturo de Córdova. La exhibición comienza hoy con “Distinto amanecer” (1943) y “Rosenda” (1948), pero ambas se volverán a exhibir el sábado 4 y domingo 5, respectivamente. La última será presentada por la actriz Diana Bracho y su hermano Pablo, hijos del cineasta.

Mañana podrá verse “La historia de un gran amor” (1942), el viernes “La corte del faraón” (1944) y “Crepúsculo” (1945) y el sábado “La Sombra del caudillo” (1960), las cuales también estarán en cartelera por segunda vez. El ciclo concluye el 9 de marzo.

"Rosenda", 1948.
“Rosenda”, 1948.

Aunque Michel y Kerh consideran que todos los filmes son imperdibles, “La sombra del caudillo” quizá tenga un valor especial, pues fue vetada por más de 30 años, porque expone una situación política de la postrevolución mexicana que no le gustó al gobierno de los años sesenta. La copia a proyectarse está digitalmente renovada.

“Nunca había oído de ella, Daniela me habló de esta película”, explica Kerh y detalla que exhibirla en Nueva York es gracia a la Cineteca Nacional mexicana, con la que colaboraron estrechamente.

A Daniela le entusiasma el reconocimiento póstumo a Bracho con este filme: “Cuando la hizo muchas puertas se le cerraron pero él nunca dejó de hacer lo que lo motivaba… Esta película inaugura su segunda etapa, después del declive de la Época de Oro y se trata de una obra que cuestiona las estructuras autoritarias y corruptas con las que formó el régimen mexicano postrevolucionario”.

"La sombra del caudillo", 1960.
“La sombra del caudillo”, 1960.

Colaboración estrecha

Hacer posible este pequeño festival que celebra a la cinematografía mexicana y reconoce su valor a nivel mundial, fue necesaria una estrecha coordinación entre el museo con el gobierno, instituciones académicas y fundaciones privadas de ese país.

“Fue una gran experiencia… trabajamos con la Cineteca Nacional, extraordinarias personas; Televisa fue maravillosa, nos apoyó mucho, muy generosos al aportar el programa; la gente (del Festival de Cine) de Morelia me ayudaron mucho, no hablo español y ellos me ayudaron a comunicarme”, narra Kerh, quien sonríe cuando le recuerdo su labor también con el Sindicato de Técnicos de la Cinematografía. “Sí, hasta con ellos, muy bien”, afirma.

Confía en que este ciclo tenga el mismo recibimiento que el de hace dos años, pero reconoce que es más complicado “venderlo”, convencer a las audiencias neoyorquinas tan diversas, pero abiertas a nuevas propuestas siempre. “Esperamos tener el mismo éxito… es fácil llevar a la gente a ver cine negro, yo espero que les emocione igual acudir a las sala con estas películas”.

A Michel también le entusiasma esa idea y no duda en que es una gran oportunidad para mexicanos que viven en la Gran Manzana. “Es una excelente oportunidad para ver la obra de este gran cineasta… Un artista propositivo e inquieto que nos transporta al México que cambió, el que permaneció, el que se mezcló, el que se esfumó; el que iba a ser pero no fue. Verlo significa ver más allá de lo que creíamos ser como mexicanos”, expresa.

¿Habrá más cine mexicano o de otras naciones latinas en el MoMA? Kerh dice que siempre están abiertos a propuestas, pero que es complicado por la distancia. “Siempre tenemos planes de hacer más, tenemos buenos contactos con gente en Argentina; Brasil es una gran cultura, pero no es fácil traer las películas”, confiesa quizá un poco decepcionado. “Hemos tenido algo de documental chileno, sí queremos más”.

Michel trabaja constantemente en muestras alternas a la competencia mundial en Morelia, que se realiza en otoño, “cada año realizamos retrospectivas que dan cuenta de la estética formal y de la autoría de nuestros cineastas… es un gran honor que trasciendan y lleguen hasta aquí para mostrar la riqueza de nuestra filmografía”.

La página web del museo tiene los horarios y un sistema muy simple para adquirir los boletos, aunque también se pueden comprar en taquilla… para transportarse al México de antaño representado por Bracho.

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