El año mágico de Djokovic

NUEVA YORK/AP – El momento del click. ¿Qué precipitó a Novak Djokovic a dar con la tecla para dejar de achicarse ante los Nadal y Federer?

Mucho se ha hablado de que Djokovic soltó sus ataduras cuando en diciembre ganó la Copa Davis con Serbia, pero apuntó a un partido que muchos habrán olvidado en su primer turno del Abierto de Estados Unidos el año pasado contra Viktor Troicki.

“Ese fue un torneo que fácilmente pudo haber terminado para mí en la primera ronda, cuando estuve dos sets a uno abajo y a punto de perder contra mi compatriota Troicki”, recordó Djokovic.

Un año después, el serbio de 24 años levantó su primer título de campeón del US Open, se convirtió en el sexto hombre que se adjudica tres trofeos de los Grand Slams en el mismo curso y acumula una alucinante cuenta de 64 victorias y dos derrotas en todo 2011.

Hay aspectos en los que “Nole” -su apodo- es un jugador que ha evolucionado. Ciertamente, prestó más atención a trabajar en lo físico, su revés paralelo es una daga mortal y su devolución de servicio hace sufrir a sus oponentes.

Pero insiste que el gran cambio no fue con la parte física de su juego: “Supongo que algo hizo click en mi cabeza”, afirmó.

Ahora tiene la convicción de ganarle a Rafael Nadal y Roger Federer, los dos hombres que entre febrero de 2004 y julio de este año se alternaron en la cima del ranking mundial hasta que Djokovic finalmente rompió el duopolio.

“Ahora puedo dar golpes que quizás hace dos o tres años no podía”, reflexionó. “Voy por ellos, soy más agresivo y tengo una actitud distinta cuando juego en semifinales y finales en los majors, especialmente contra los grandes campeones, Rafa y Roger … Antes, lo que hacía era esperar a sus errores … No tenía una actitud positiva”, acotó.

El cambio ha sido impresionante.

Cuando comenzó el año, Nadal abrumaba 16-7 a Djokovic en el historial personal, con ventajas 5-0 en finales y 5-0 en los Slams. Federer le sacaba un 13-7.

En 2011, sin embargo, Djokovic ha derrotado a Nadal en los seis duelos entre ambos, todos en finales, para borrar ese déficit particular. Lo ha hecho en todas las superficies, desde la arcilla de Madrid y Roma hasta el césped sagrado de Wimbledon.

Federer es uno de los dos individuos que fueron capaces de vencerle este año (semifinales de Roland Garros), pero el de Belgrado salió airoso en los otros cuatro encuentros, incluyendo la semifinal de este US Open en la que por segunda edición consecutiva borró dos match points.

¿Qué le queda hacer en lo que resta de temporada? Tiene por delante revalidar el título de la Davis (jugará semifinales en casa contra Argentina el fin de semana). Pero también puede ir por el asalto por el mejor récord en un año, ya que necesita 18 victorias adicionales para igualar el 82-3 de John McEnroe en 1984.

En cuanto a Nadal, al español hay que aplaudirle la elegancia de reconocer su derrota sin poner excusas y sin despreciar al rival como lo hizo Federer tras sucumbir, tocado porque Djokovic tuvo la osadía de pegar un “golpe de suerte” al devolverle cruzado su saque en el primero de sus match points.

“Cuando viene alguien corriendo adelante, sabes que hay que correr más rápido para cogerle”, dijo Nadal. “Tendré que jugar más largo, más cerca de las líneas, tendré que sacar mejor. Tendré que hacerlo todo mejor para superarle … Nada es eterno y evidentemente él no va a estar siempre al nivel que ha estado este año. Y si lo está, voy a estar preparado para combatirlo”.

Pero la realidad es una: hoy por hoy, Djokovic es incontestable.

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