El Efecto Dominó: Cae la ficha de Gadafi

Aires de tranquilidad se respiran en Libia tras la muerte de su dictador por más de cuatro décadas Muamar Gadafi. Con su muerte el pueblo espera que también termine una era de brutal represión política y del aplastamiento de derechos humanos.

El camino que queda al pueblo libio es aún largo. La transición a un gobierno que represente los intereses populares no será rápida toda vez que el país carecía de ins- tituciones políticas establecidas que facilitaran la construcción del nuevo estado. El reto ahora es aunar esfuerzos de faccio- nes divididas como el Consejo Nacional de Transición, CNT, que opera en la capital; y otra facción importante, el Consejo Militar de Misrata, CMM, que opera y controla no sólo el pueblo de quien adopta su nombre sino la región oriental del país.

Además de coordinar ambas facciones, representa un reto el atraer las distintas tribus que controlan regiones del país cuyo apoyo y voluntad de hacer nuevo gobierno es igualmente necesario. La muerte del otrora coronel-dictador de mano dura despeja el camino tanto para la reconciliación nacional como para la construcción del nuevo estado Libio. Todo indica que a pesar de ser un camino difícil es una meta alcanzable. El nuevo gobierno de transición cuenta con los elementos críticos de voluntad y apoyo popular; además de la capacidad de explotar los significativos recursos y riquezas minerales del país. Este último factor indudablemente contribuye en lograr y mantener el apoyo e interés de la comunidad internacional en el desértico país.

El efecto dominó continúa y amenazan a otros regímenes en la región. Cada tirano que cae y cada pueblo que triunfa en derrocarlos sirve de inspiración y apoyo moral a quienes siguen incesantemente lanzándose a las calles ofrendando tanto sus vidas como la seguridad e integridad de sus seres queridos. Estén alertas los tiranos de Al Saleh en Yemen y Al Assad de Siria… la mesa del dominó se mueve vigorosamente y ustedes son las próximas piezas a caer. No se crean que pueden desafiar la ya probada poderosa voluntad popular. Los gases lacrimógenos, policías, soldados, tanques y fuerzas aéreas fueron incapaces de detener al pueblo unido. La determinación del pueblo sirio y yemení sigue afianzándose; por lo que si la terca actitud inamovible de estos dictadores continúa muy probablemente veremos un deterioro conducente a una guerra civil. El llamado a estos dictadores a que tomen conciencia y cedan a las aspiraciones legítimas de sus pueblos es un llamado difícil. Todo indica que ellos han optado por asumir una actitud similar a la del coronel Gadafi; por lo que deben entonces esperar desenlaces afines.

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