El Ministerio de Asuntos de Ultramar
Esta idea ya germinó en el pasado gobierno del PRD [2000-2004] pero, faltó voluntad política por parte del Poder Ejecutivo para implementar esta necesaria herramienta de desarrollo para los pueblos que tienen un alto número de residentes en el exterior y que además, éstos interactúan permanentemente con el país.
Comprobado el hecho de que más de millón y medio de dominicanos vive fuera del país y conocida por demás la vocación de solidaridad familiar de nuestra gente, es de esperarse que se mantengan vinculados a la patria y que en consecuencia, demanden de prácticamente todos los servicios que el gobierno y el Estado dominicanos ofrecen a la población en general.
Pero no es sólo en lo referente a los servicios que requieren los residentes del exterior, donde está la necesidad e importancia de un organismo con categoría de ministerio y que sirva a los residentes de ultramar. Hay una función aun más importante y trascendental.
Se trata de canalizar y viabilizar las necesidades e inquietudes de los emigrantes, a fin de que sus descendientes se sientan motivados a mantener el vínculo nacional y que por tanto perdure el interés por las remesas, fuente principal de divisas de la nación.
Un ministerio de Asuntos de Ultramar, debe ser el principal vínculo del gobierno dominicano con sus residentes del exterior, a fin de que no perezca la dominicanidad y con ella, se pueda mantener el flujo de dólares hacia el país.
Claro está, el Estado dominicano habrá de asumir a través del ministerio las formas de inversión que garanticen dicho flujo de divisas.
Es importante que el Estado dominicano entienda que en una próxima generación de quisqueyanos en el exterior, ya no estará presente -por razones de tiempo y ligazón- ese interés por nuestros familiares residentes allá.
Hay que actuar de inmediato.