El oportunismo del republicano Mitt Romney

Mitt Romney, aspirante a la nominación presidencial republicana que por estos días le huye a la reforma migratoria como el diablo a la cruz, seleccionó al ex Secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez, uno de los negociadores de una propuesta de reforma migratoria bajo la administración de George W. Bush, como jefe del equipo asesor de su campaña en asuntos comerciales.

También Mel Martínez, ex senador de Florida, ex presidente del Comité Nacional Republicano (RNC) y coautor de una de las propuestas de reforma migratoria amplia en el Senado, presidirá el consejo asesor de Seguridad Nacional de Romney.

Resultan interesantes la selecciones por ser dos de las escasas voces republicanas que han promovido vigorosamente la reforma migratoria amplia que por los pasados años el precandidato Romney unas veces apoyó y otras desechó, según soplaran los vientos de sus intereses políticos.

Gutiérrez fue uno de los emisarios de la Casa Blanca al Congreso para recabar apoyo a un plan de reforma amplia que no se concretó y que Gutiérrez defendió como mecanismo para mantener la prosperidad económica de Estados Unidos y su competitividad a nivel mundial.

Martínez, por su parte, fue tan vapuleado por la derecha republicana por su apoyo a esa reforma y por la herejía de haber colaborado en el tema con el León Liberal del Senado, Edward Kennedy, que primero renunció al RNC y luego se retiró del Senado.

Romney llegó a apoyar esa reforma propuesta por Bush y por el senador republicano de Arizona, John McCain, diciendo que no era amnistía y que era razonable, pero cuando estaba tratando de ser el nominado para la elección del 2008, desechó esa reforma para atraer al voto de la base más conservadora. Suena familiar porque ahora lo está repitiendo.

Romney se opone al DREAM Act, para legalizar a jóvenes indocumentados que quieren estudiar o servir en las Fuerzas Armadas. Ha indicado que “fundamental- mente no creo que tenemos que darle una oportunidad a inmigrantes ilegales de asistir a la universidad en Estados Unidos”.

Pero defiende concederle residencia y retener a extranjeros que vienen a estudiar aquí y obtienen, por ejemplo, grados doctorales en Ciencias porque quiere en el país “a los mejores y a los más brillantes”.

Irónicamente olvida que muchos de esos “mejores y más brillantes” ya están aquí sin documentos porque fueron traídos por sus padres cuando apenas eran bebés o niños. No vinieron por cuenta propia aunque Romney parece querer castigarlos por las acciones de otros.

En lo que a inmigración y a atraer el voto latino respecta, Romney está haciendo todo lo que NO debe hacerse en favor de un objetivo a corto plazo: conseguir la nominación granjeándose a la base ultraconservadora que de todos modos quizá no olvide que Romney sí defendió en algún momento la reforma migratoria.

A largo plazo la historia es diferente porque en una elección general, en el supuesto de que supere el proceso primarista y sea el nominado, Romney tendrá que apelar a votantes de diferente tenden- cia, incluyendo a los hispanos, si pretende ser competitivo ante Barack Obama.

A principios de este año, Gutiérrez fue una de las figuras republicanas que participó de la conferencia en Florida de la Red Hispana de Liderazgo, organización que busca iniciar una “conversación” con los votantes hispanos reconociendo que el tono y la retórica antiinmigrante que emana de ciertos sectores del Partido Republicano ha ahuyentado a este segmento electoral de más rápido crecimiento.

Gutiérrez entonces conversó con America’s Voice sobre la importancia de atraer a los hispanos al movimiento de centro derecha que defiende la Red.

“Los extremos nunca funcionan”, declaró Gutiérrez. “Hay que reconocer que este país va a crecer y va a prosperar por los hispanos. Es para el bien de todo el país traer a la comunidad hispana a lo que es el ‘mainstream’ de la sociedad Americana”.

También reconoció que en la relación del Partido Republicano con los votantes hispanos, hay mucho trabajo que hacer.

“He trabajo con demócratas también y ellos tienen la fortuna de tener una buena imagen en lo que se refiere a inmigración, pero no han hecho nada… Pero no cabe duda que hay gente de extrema derecha que están mal y son parte de mi partido. El movimiento de centro derecha va a ser el movimiento de prosperidad, empleos, empresa libre y tenemos que ser el movimiento de la inmigración. Si no, hay una tremenda contradicción”, agregó.

Una contradicción personificada en Romney en su tono, propuestas y posturas oportunistas.

Una contradicción que Romney no puede superar únicamente por osmosis con Gutiérrez y Martínez integrando su campaña.

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