Esperan que Rusia no repita lo de Brasil
Moscú/EFE – El secretario general de la (FIFA), Jerome Valcke, expresó ayer su confianza en que, a la hora de preparar la Copa Mundial 2018, Rusia no caiga en los errores organizativos de Brasil.
“Estoy muy contento con los preparativos. Estos siete años es realmente el tiempo que Rusia necesita para organizar la Copa Mundial”, señaló Valcke en rueda de prensa, según las agencias locales.
El directivo de la FIFA considera que el hecho de que Rusia ya haya empezado a construir los estadios mundialistas y las infraestructuras necesarias para hacer frente al flujo de aficionados es una receta para el éxito.
“Hemos aprendido de Sudáfrica y Brasil que necesitamos tiempo para preparar el torneo. Hay mucho trabajo y muchas cosas por hacer en Rusia (…) pero el nivel de entusiasmo y compromiso del comité organizador y del Gobierno es fantástico”, comentó.
Valcke destacó entre otros problemas el tráfico de Moscú, que tachó de “pesadilla”.
“Pero estamos hablando de 2018, así que tenemos tiempo para solventar todos los problemas”, comentó el directivo, que criticó los retrasos en los preparativos de Brasil y adelantó que se reunirá con la presidente brasileña para coordinar la organización.
Por su parte, el ministro de Deportes ruso, Vitali Mutkó, aseguró que la Duma o congreso de los diputados aprobará ya el próximo año las leyes para proteger los derechos de la FIFA en este país.
En cuanto a la lista definitiva de 11 ciudades y 12 estadios que acogerán partidos mundialistas, Mutkó adelantó que se conocerán en 2012.
Lo que es seguro es que el estadio olímpico Luzhnikí de Moscú acogerá la gran final y que la capital rusa, San Petersburgo y Yekaterimburgo albergarán las semifinales.
Esto es así porque esas tres son las únicas ciudades rusas con estadios con capacidad para más de 60.000 espectadores como exige la FIFA.
Además, parece ya seguro que por motivos de seguridad, el inestable Cáucaso norte ruso no disfrutará de la Copa Mundial.
A su vez, adelantó que el Estado central aportará un 30 por ciento del coste de los nuevos estadios, otro tercio correrá a cargo de los Gobierno regionales y el resto corresponderá a inversores privados.
