Hispanos sobreviven como pueden

Manhattan – Mejores salarios, para comprar y ahorrar, es uno de los factores que extraña un grupo de hispanos que han residido en la ciudad durante los pasados 10 años. Y es que durante este periodo muchos han sentido en carne propia como la situación económica los ha afectado y se ha ensanchado la separación entre ricos y pobres.

GUILLERMO ENTIO, 37, Buenos Aires, Argentina, vive en pareja.

Justo a un año de llegar a Nueva York, ocurrió el ataque a las Torres Gemelas, algo que lo afectó en el orden laboral, ya que trabajaba en un negocio de la calle Fulton.

Entío, que ahora administra una tienda de la cadena Rubens Empanadas en la calle Church en Manhattan, expresó que aunque en los últimos 10 años ha podido vivir cómodamente, “no tengo ninguna capacidad de ahorro”.

Si bien su salario aumentó proporcionalmente a sus responsabilidades, piensa que su “crecimiento a nivel económico hubiera sido diferente, ya que siento como si aún estuviera en Argentina”.

El costo de los alquileres en Manhattan lo obligaron a mudarse para Nueva Jersey.

“En el apartamento donde vivíamos la renta era de $3,200, demasiado, considerando que ahora pago menos y soy dueño de mi casa”, explicó.

SANDY DE LEON, 35 años, La Vega, República Dominicana, casado un hijo

Trabajador de limpieza desde hace 15 años, se siente afortunado de tener una estabilidad laboral, sin embargo admite que hace 10 años, los precios tanto de renta como de alimentos y artículos en general eran más accesibles.

“Desde hace cinco años tengo la oportunidad de colaborar con el sindicato 32BJ y veo como hay gente que se sacrifica arduamente para mantener a sus familias”, señala.

De León reside en el Alto Manhattan desde hace cinco años y antes de mudarse vivía en El Bronx, en donde pagaba alrededor de 800 dólares de renta, actualmente su alquiler asciende a mil dólares.

Reside en la ciudad desde hace 22 años y subraya que “antes se vivía mejor porque el dinero ahora se gasta más rápido por lo costoso de la vida”.

PABLO PAGES, 33, Montevideo, Uruguay, casado, tiene una hija.

Dos años atrás, Pages decidió vender la pizzería que había comprado –en 2005 en Nueva Jersey- con la ilusión de su independencia laboral, por lo cual trabajó y planificó por varios años. Las ventas bajaron tanto que lo vendió a un 50% por debajo de lo que lo había pagado.

Sin embargo en el 2001, Pages trabajaba en una pizzería de Manhattan y aunque ganaba unos 600 dólares semanales el dinero le rendía más.

“Eran otros tiempos y ahorraba, ahora trabajo temporeramente en construcción y limpieza y me dedico a cuidar a mi hija -de siete años- mientras mi mujer trabaja en un consultorio odontológico”.

Pages asegura que el costo de vida se ha vuelto imposible y lo único que destaca es que donde vive desde hace varios años la renta de 900 dólares es aún “razonable”.

Pages llegó a Nueva York en 2000, “recuerdo que el trabajo no escaseaba tanto y valía la pena trabajar mucho, porque se podía ahorrar dinero”.

WASHINGTON VERGARA, 62, Valparaíso, Chile, casado y con un hijo

Si hay algo que Vergara recuerda desde que llegó a vivir a la ciudad de Nueva York, hace 38 años, es que “había mucho trabajo y el costo de la vida no era tan elevado”.

Ahora, dice Vergara, que trabaja en mantenimiento desde hace 32 años, “el poder adquisitivo para acceder a las cosas esenciales se ha reducido a su mínima expresión”.

El hombre recuerda que hace una década ganaba aproximadamente 500 dólares por semana y que si bien ahora gana 700 dólares, “el costo de vida ha subido mucho más que la relación que había entre los salarios y el poder adquisitivo”.

Residente en Manhattan, Vergara ha visto incrementada su renta de 632 a 904 dólares por mes.

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