Negocios y empleo para Queens

Cuando Franklin Mora sale a correr por el Forest Park, cerca de su casa en Kew Gardens, Queens, se deleita no solamente con la exuberante vegetación del barrio si no que, además, tiene la satisfacción de ver negocios y tiendas que él mismo ayudó a poner en pie, como la panadería ‘la boulangerie,’ ubicada en la 72nd road, cerca de la calle Austin, que montaron un francés y su novia dominicana o el dry cleaners donde lleva sus camisas.

“Mi meta es que cada vez más gente, sobre todo hispanos, se lancen a abrir sus propios negocios aquí en Queens”, comenta el joven quien, con sólo 26 años es el Director de Servicios Empresariales de la Corporación para el Desarrollo Económico de Queens o QEDC, por sus siglas en inglés. “La clave”, agrega, “es que cuenten con las herramientas apropiadas para hacerlo, como un buen plan de negocios, estudios de mercado y los permisos y licencias necesarios”.

Precisamente esa es su tarea y la realiza a diario desde la propia Corporación que tiene oficinas en el 120-55 de Queens Boulevard y también fuera de ella. “Es importantísimo salir a difundir los recursos que hay disponibles para quienes desean desarrollar sus negocios porque el principal problema es que muchos desconocen que hay mucha ayuda y sólo ven los obstáculos”.

Las bibliotecas de Queens son el lugar donde Franklin dicta talleres informativos y de capacitación. “El próximo es en la biblioteca de Jamaica y también allí vamos a lanzar la sexta edición del Queens start up business competition, un concurso donde premiamos a emprendedores en tres categorías: gastronomía, una empresa con un fin social y algo bien innovador. Cada uno se lleva 10,000 dólares”.

La Corporación recibe fondos del gobierno federal, de fundaciones y de individuos y con esa asistencia ya han ayudado a cientos de pequeños empresarios en distintos rubros. “Se abren negocios de todo tipo”, comenta Franklin. “Hace poco asesoramos a un doctor de familia y lo ayudamos a establecer su propio consultorio en East Elmhurst en un barrio donde se habían cerrado algunos hospitales por cuestiones presupuestarias. También estamos ayudando a un grupo de mujeres de Jackson Heights que quieren abrir un day care. En realidad cada una tiene day cares en sus casas y se han unido para hacer algo más grande de lo que cada una puede lograr sola”.

Muchos de quienes se acercan buscando consejos son hispanos –generalmente con un capital inicial no muy abultado- y algunos de los talleres que dicta Franklin son en español. Para el muchacho, nacido aquí pero de padres ecuatorianos, poder instruirlos en su idioma es un orgullo. “Ellos siempre se preocuparon porque tanto mi hermano como yo domináramos el español y conserváramos ciertas tradiciones como celebrar Semana Santa y Navidad”.

Franklin vivió casi toda su infancia en Washington Heights, en un edificio donde, asegura, “éramos la única familia que no era de la República Dominicana”. El pequeño tenía unos siete años cuando sus padres le comunicaron que ya no regresarían al Ecuador. “Estimaron que aquí tendría mejores oportunidades de tener una buena educación y yo me esforcé mucho para no defraudarlos”, afirma.

Era un adolescente cuando obtuvo una beca para asistir a una prestigiosa escuela secundaria en Simsbury, Connecticut y luego estudió Administración de pequeños negocios en la Universidad de Vermont. Ayudar a la gente a dar forma a sus sueños y lograr la meta de abrir algo por cuenta propia siempre fue su meta.

Mirando un mapa de Queens, rápidamente afirma que Corona tiene una población grande de pequeños negocios y también Jackson Heights y que desde hace un tiempo Astoria está experimentando un período de bonanza.

Long Island City, agrega, también esta viendo un auge comercial. Es allí donde acaban de abrir un proyecto interesante.

“Es una cocina industrial que esta abierta las 24 horas y que alquila la gente que brinda servicios de catering. Resuelve un problema porque no está permitido cocinar en tu apartamento con fines comerciales y en grandes cantidades, entonces la gente puede usar este espacio por un máximo de 8 horas al día y estar tranquila de estar cumpliendo con las normas. Al principio la usaban unos pocos y ahora la alquilan más de 120 personas”.

En la Corporación es uno de seis empleados y eso hace que “todos tengamos que hacer un poco de todo”, sostiene. El trabajo puede ser arduo pero la gratificación es alta. “Ver que un negocio se abre y funciona con éxito me da mucha alegría y además se crean fuentes de trabajo para mucha gente”.

Para más información llame al (718) 263-0546.

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