Richardson se va de Cuba sin Gross

Lamenta que el Gobierno no le haya permitido hablar con el condenado norteamericano

La Habana/EFE – El exgobernador de Nuevo México (EE.UU.) Bill Richardson dio ayer por finalizada su visita a La Habana “muy decepcionado” por no poder discutir con el Gobierno cubano el caso del contratista estadounidense preso Alan Gross, a quien no pudo ver personalmente en la isla.

“Me voy de Cuba mañana porque no he podido visitar a Alan Gross ni discutir su caso con el Gobierno cubano”, aseveró Richardson en una rueda de prensa en La Habana, tras precisar que agotó todas las vías diplomáticas y hasta religiosas en su gestión.

“Mi conclusión es que tal vez el Gobierno cubano ha decidido que no quiere mejorar las relaciones con Estados Unidos”, subrayó el exgobernador.

En su opinión, ese es el mensaje que le han enviado las autoridades cubanas a un “amigo o ahora tal vez examigo” de Cuba, como se refirió a sí mismo.

“Soy alguien que por muchos años he estado muy metido en el área de las relaciones con Cuba y he sido alguien en EE.UU. que he apoyado el mejoramiento de las relaciones, así que estoy muy sorprendido y decepcionado de por qué me escogieron a mi para mandar este mensaje”, apuntó.

Richardson insistió en que fue el Gobierno cubano el que lo invitó a discutir el caso de Gross en la isla, pero tras su llegada “inmediatamente me dijeron que no podía visitarlo ni menos llevármelo a EE.UU. con su familia”.

El exgobernador recordó que viajó a la isla en una misión privada, pero ha contado con el apoyo del Departamento de Estado y del presidente estadounidense, Barack Obama.

“Creo que el presidente Obama ha tratado de mejorar la relación (con Cuba), pero es muy difícil sin que el Gobierno cubano nos escuche y simplemente nos otorgue la oportunidad de discutir el caso del señor Gross que para nosotros es muy importante”, recalcó.

Gross, de 62 años, fue detenido en Cuba en diciembre de 2009 por distribuir material tecnológico a una comunidad judía de la isla y en marzo pasado fue condenado a 15 años de prisión por participar en “planes subversivos” contra Cuba.

En el momento de su detención trabajaba para la empresa “Development Alternatives” (DAI), una subcontratista de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid) dedicada a labores de desarrollo en otros países.

El Tribunal Supremo Popular de Cuba, máxima instancia de la Justicia en el país, ratificó la sentencia en agosto y desestimó la apelación de Gross.

La detención del contratista se convirtió en un nuevo motivo de fricción entre los Gobiernos de Cuba y Estados Unidos, que no tienen relaciones diplomáticas desde 1961 y arrastran una enemistad desde hace más de medio siglo.

Richardson destacó el “elemento humanitario” del caso de Gross, quien dijo ha perdido casi 50 kilos, está “deprimido” y “enfermo” con “lesiones” en su cuerpo.

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