Volver a los valores, en lugar de protestar

Cuando estaba pequeño veía gente que venía a ayudarnos a West Virginia. Usualmente tenían buenas intenciones, pero sus acciones empeoraban las cosas. Otras veces estas bien intencionadas personas terminaban siendo usadas por gente poderosa con intenciones menos nobles.

Occupy Wall Street se está convirtiendo en un puñado de buenas intenciones casado con soluciones viles usadas como eventos mediáticos por celebridades y políticos.

Wall Street no es una industria virtuosa. De hecho, el podrido olor de los rescates financieros le revuelve el estómago a cualquiera. Los dos partidos políticos le echaron dinero a quienes crearon el problema.

Los llamados por justicia son buenos, pero asociarlos con llamados a socialismo, la anarquía, y a violaciones legales es decadente. El socialismo roba a los ricos para darles a los nuevos ricos que trabajan para el estado. Mientras que la gente productiva se queda abajo y los pobres pierden su libertad por migajas.

La anarquía no beneficia a nadie, sino que afecta a la clase media y los empresarios. Los neoyorquinos regulares pierden acceso a los parques y calles, ven sus propiedades vandalizadas, y sus negocios robados.

Mientras que hombres con agendas aprovechan la oportunidad para hablar con las cámaras.

¿Qué sale de eso?

Una causa justa no justifica la locura y el vicio.

El libertinaje destruye la libertad. Los fundadores de América nos advirtieron que gente interesada e inmoral son incapaces de auto gobernarse. A la gente buena se le puede confiar cuando está en el poder, pero los malos no pierden la oportunidad para convertirse en tiranos. Necesitamos líderes en negocios, religiones, sindicatos, y gobierno que quieran hacer lo correcto porque es lo correcto.

Pero el comienzo de este proceso comenzará sólo cuando reconozcamos que todos somos parte del problema y que por tanto debemos convertirnos en parte de la solución.

En lugar de Ocupar Wall Street, los americanos necesitamos restaurar nuestra ética y habilidad para auto gobernarnos.

La generación de mis abuelos tuvo el carácter para derrotar la Gran Depresión, Hitler en la derecha y Stalin en la izquierda. Nosotros nos asustamos en una recesion y perdemos el corazón frente a terroristas.

Los americanos deben reconocer que la avaricia y la inmoralidad vienen de “nosotros, el pueblo people” (“we the people”) y no de afuera. Hemos gastado lo que no tenemos. Hemos olvidado que el hecho de que algo sea legal no lo hace bueno.

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