Veterano: Es lo mejor que me ha pasado

Alfredo de los Santos, veterano de guerra es un héroe del atletismo

Nueva York – El orgullo de luchar por la bandera y el sentimiento de escuchar el himno nacional, son dos cosas que Alfredo de los Santos, hoy veterano de la guerra de Iraq y Afganistán, lleva en lo más profundo de su corazón.

De los Santos, que hoy cuenta con 42 años y que regresó de Afganistán hace tres años sin su pierna derecha, la pérdida de audición del oído izquierdo, su hombro derecho reconstruido y fragmentos de metal aun incrustados en su cuerpo -además del trauma postguerra- entre otras heridas, no se arrepiente de haber servido en el ejército por cuatro años. “Si volviera a nacer, volvería a meterme en el ejército”, afirma con una amplia sonrisa, el hombre que llegó al grado de Sargento primero del comando de Fuerzas Especiales.

Lo único que recuerda, de la madrugada del 20 de octubre del 2008 -cuando ocurrió el accidente- fue que abrazaba su pierna. “Fue en una emboscada cuando de pronto se llenó todo de humo y cuando fui a cargar mi arma y me volteé, mi pierna estaba arriba del cuerpo de mi compañero, la abracé, no podía escuchar, fue todo como en las películas y en ese momento no tenía nada de dolor”.

Como pudieron lo arrastraron hasta detrás de la llanta de un camión, a esperar que fuera rescatado. “El dolor vino al rato y era tan inmenso en ese momento que no podía resistirlo, me desmayaba y volvía en mi, solo recuerdo que yo estaba aferrado a mi pierna. Mis compañeros me dicen que no saben cómo fue que yo resistí, porque en total tomó una hora y 40 minutos hasta poder bajar el helicóptero, porque la guerra seguía”, recuerda en tono meditabundo.

Nacido en República Dominicana, De los Santos, vino a los 16 años a vivir a la ciudad de Nueva York, “desde pequeño tenía dos sueños, ser bailarín o militar. Pero cuando le dije a mi papá, me dijo que eso de bailar no era de hombres”.

“Sin embargo mi esposa, que por ese entonces era mi novia, me convenció que terminara primero la universidad –en donde me gradué en diseño gráfico. Pero fue la caída de las Torres Gemelas lo que me impulsó a ingresar a las filas del ejército”, asegura De los Santos.

De los Santos aclaró que el regresar e integrarse nuevamente a la sociedad no fue fácil. “Es un proceso muy difícil, para uno y para la familia, pero en el ejército nos brindan terapias y el apoyo entre sí lo ayuda mucho a uno”.

“La gente no entiende lo que uno siente cuando está en la guerra, es algo inexplicable y no entienden cuando les digo que esto es lo mejor que me ha podido pasar”, según subraya el veterano y agrega: “A pesar que no tengo una pierna y que uso una ortopédica no tengo limitaciones, monto en bicicleta, compito en maratones, escalo montañas y hago muchos ejercicios. Eso se ha convertido en mi mejor terapia y veo gente que no tiene nada –físicamente- y sin embargo se siente limitada de hacer cosas”. La última competencia de la que participó, fue en la maratón de Nueva York, el pasado domingo en donde quedó entre los primeros diez puestos.

El ejército es su familia, “he recibido un gran apoyo de todos los compañeros de mi unidad, y en general, los servicios que he recibido son los mejores.”

Casado y padre de dos hijos de 11 y 16 años, de los Santos vive actualmente en la parte alta del estado de Nueva York, en donde se entrena la mayor parte del día, para viajar por varios lugares asistiendo a competencias en representación del ejército.

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