Terminiar con malos hábitos de manejar
En lo referente a los vehículos, hay muchos malos hábitos en el mundo. Muchos conductores pudieran tener demasiados, pero ni siquiera saberlo. Lamentablemente, los malos hábitos de conducción no sólo perjudican al vehículo, sino que cuestan enormes sumas de dinero.
Especialmente en un fin de semana como este, cuando millones de conductores arracarán en las carreteras para viajar largas distancias, algunos con mucha prisa, lo cual fácilmente puede llevar a los conductores a emplear malas costumbres.
A continuación, algunos ejemplos que, si se corrigen, pueden darle más años de vida al coche y más dólares a la cuenta bancaria del conductor.
Los precios del combustible siguen por las nubes, y numerosos conductores tratan de aprovechar hasta la última gota en el tanque antes de reabastecerse en la gasolinera.
Lamentablemente, es una especie de victoria pírrica. Aunque pudiera parecer adecuado manejar un día más sin llenar el tanque, el precio que esto implica para el vehículo pudiera ser más costoso.
El sedimento de la gasolina se deposita en el fondo del tanque, y cuando los niveles son bajos, el vehículo puede usar el combustible más sucio, haciendo que esos sedimentos que de otra forma reposarían en el fondo del tanque, penetren en el sistema de abastecimiento de combustible e incluso en el motor.
El filtro de gasolina no recogerá toda la suciedad, y el motor correrá peligro innecesario si el conductor espera otro día más para llenar el tanque.
Además, se acortará la vida útil del filtro, obligando al conductor a reemplazarlo antes del tiempo convencional que demoraría cambiarlo si se mantuviera el nivel de gasolina por encima del mínimo en todo momento.
Para algunos conductores como quienes viven en ciudades, parar y reanudar la marcha continuamente es inevitable. Sin embargo, para otros, este proceso de debe evitar a toda costa.
A los conductores que acostumbran a acelerar y luego parar rápidamente entre semáforos pudiera agradarles el flujo de adrenalina que les proporciona tal estilo de manejar, pero a los motores no. Ni a sus bolsillos.
La aceleración frecuente es una pérdida de combustible valioso y ejerce gran presión sobre el motor. Además, las paradas súbitas afectan los frenos, reduciendo enormemente su expectativa de vida. En vez de parar y reanudar la marcha a toda velocidad, acelere suavemente y anticipe las paradas. El motor y su bolsillo lo apreciarán.
A los admiradores de la película Fast and the Furious pudiera encantarles acelerar el motor como sus estrellas cinematográficas favoritas. Pero en la vida real, tal hábito no tiene sentido, y es potencialmente peligroso para el vehículo.
Esto es especialmente cierto cuando un automóvil acaba de ponerse en marcha y el motor no ha tenido la oportunidad de calentarse. Acelerar en frío equivale a que el aceite está aún en su depósito y no se ha lubricado parte alguna del motor.
Esto daña significativamente el motor, y con el paso del tiempo, si los acelerones son parte de la rutina de un conductor, traerá como consecuencia el reemplazo del motor, una de las reparaciones más costosas.
Deje que el motor se “despierte” y póngale fin a los acelerones sin motivo.