Un regalo de los dioses

Es evidente que el alcalde Bloomberg siempre ha estado a favor de los negocios y las corporaciones, y es natural, no solamente porque él forma parte del 1%, sino porque es un hombre de negocios y esa es su filosofía de la vida.

Bloomberg no sacó a los manifestantes de ese parque antes, porque la ley se lo impedía. Y me imagino que como ya no se puede comprar una cuarta reelección, ahora no le importa demasiado aparecer como un multimillonario despiadado.

Ahora bien, la mayoría de los neoyorquinos apoyan las protestas de Occupy Wall Street. Sin embargo, la decisión de realizarlas a través de la ocupación de una plaza por un tiempo indefinido es una estrategia que, aunque mediáticamente efectiva, tiende a ser auto-destructiva. Una larga estadía puede agotar rápidamente la simpatía de la opinión pública.

Tiene que llegar un momento en el que la protesta evolucione hacia un movimiento popular mucho más amplio, que acoja a muchos más de nosotros, sin pedirnos el sacrificio de acampar en el concreto.

En mi opinión, con el desalojo del parque Zucotti, el alcalde Bloomberg y el jefe de Policía, Ray Kelly, le han regalado ese momento a Occupy Wall Street.

Desde un principio, el comportamiento de la Policía de Nueva York ante la actitud pacífica de los manifestantes ha sido abusivo. Sin embargo, en comparación con los abusos de la Policía en Oakland y UC Davis, nuestras fuerzas locales se han moderado.

Aún así, las tácticas de intimidación y la manera sorpresiva y brutal como los sacaron de allí son bastante horribles, y aún peor es que la policía haya tratado de coartar la presencia de la prensa esa madrugada. Eso no es lo que sucede en una democracia y es algo que nos debería preocupar a todos.

Sin embargo, si OWS sabe cómo canalizarla, la expulsión puede ser una gran oportunidad. OWS debe aprovechar este desalojo para replantear y expandir su estrategia de protesta (menos círculos de tambores y más propuestas políticas concretas). Sería ideal que se transformaran, por ejemplo, en un tercer partido político, porque una democracia de únicamente dos partidos vendidos al mejor postor no es mucha democracia.

Lo que OWS ha hecho hasta ahora es admirable: ha logrado hacer patente la inconformidad ciudadana con el apoyo de la opinión pública nacional. El siguiente paso debería ser una manifestación masiva ante el Congreso en Washington, para confrontar a esa punta de truhanes de ambos partidos que no trabajan para la ciudadanía que los eligió.

Ahora OWS tiene que lograr que realmente se ejerza presión política para que sus objetivos se cumplan: que los más ricos paguen más impuestos, que se castigue a las corporaciones culpables de la crisis, que se reformen las regulaciones financieras, y que los políticos se enteren de una buena vez de que los ciudadanos no estamos dispuestos a permitir que exista en este país una injusticia económica al estilo del tercer mundo.

Gracias por la oportunidad, señor alcalde.

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