‘Invocamos a la Guadalupe para que caigan los muros’

Aracelys Almaguer (c) sostiene la antorcha guadalupana en honor a la Virgen Morena, a su llegada a NY.

Aracelys Almaguer (c) sostiene la antorcha guadalupana en honor a la Virgen Morena, a su llegada a NY. Crédito: efe

Nueva York – Con mariachis, bailes folclóricos y flores los mexicanos de Nueva York recibieron ayer en una abarrotada catedral de San Patricio la antorcha guadalupana en honor a la Virgen Morena, a quien pidieron bendiciones y que se haga realidad la anhelada reforma migratoria.

Cientos de mexicanos llegaron desde temprano a la famosa iglesia, en la Quinta Avenida, para agradecer o pedir favores a la Guadalupe al conmemorarse el 480 aniversario de su aparición al indio Juan Diego en el cerro Tepeyac, donde a pasos se erige hoy la basílica que se construyó en su nombre y desde donde partió la antorcha, hace 73 días.

Al ritmo de mariachis, pétalos de rosas, aplausos y de “Viva la Guadalupe”, “Viva México” y “Viva Juan Diego” fue recibida la antorcha, que portaba Aracelys Almaguer, acompañada por las gigantescas pinturas de la Virgen Morena y el indio Juan Diego, tras recorrer nueve estados en México y 14 en EE.UU, al igual que hacen los emigrantes que cruzan la frontera en busca de mejor vida.

Unas 200,000 personas recibieron a la virgen a lo largo de la ruta desde que la antorcha partió de México en manos de Almaguer, para llegar a Nueva York, en un evento que este año cumple su décimo aniversario.

“Estoy muy orgullosa de haber traído la antorcha, pero sobre todo la luz de esperanza que le llevamos a nuestro pueblo para una reforma migratoria y el Dream Act para los jóvenes, que lo estamos pidiendo”, dijo Almaguer, quien estuvo acompañada a lo largo de la ruta por unos 7,000 jóvenes que se turnaron para llevar la antorcha.

Almaguer, quien reside en Texas y participa por segunda ocasión en la carrera, agregó que esperan que la virgen les haga realidad el deseo de miles de jóvenes indocumentados de “poder ir a una escuela, tener una carrera y poder ejercerla”.

Muchos mexicanos acudieron acompañados por sus hijos, algunos de ellos vestidos como Juan Diego siguiendo la tradición, como María Elena Guerrero y su niño Richard Portillo, de dos años, o Jorge y Aida Pinedo con el pequeño Jorge, de cinco meses.

Los devotos que abarrotaron cada espacio de la catedral, con capacidad para 2.500 personas, escucharon atentos el mensaje del obispo Josú Iriondo, quien aseguró que el mensaje de la antorcha era el de unir a México y EE.UU, “dos pueblos amigos”, para que no haya barreras entre ambos.

Destacó que de la misma manera que la Virgen de Guadalupe ha sido invocada contra las sequías, inundaciones o epidemias, “hoy la invocamos para que caigan los muros y podamos vivir en armonía a un lado y otro de la frontera, para que podamos unir a las familias para que libremente las naciones puedan unirse en espíritu fraterno”.

Mientras que los mexicanos pidieron a la virgen que oiga su súplicas para que se haga realidad la anhelada reforma migratoria, también pidieron por sus compatriotas que han sucumbido a las drogas y el alcohol y por entidades como Tepeyac, que organiza la carrera de la antorcha, para que continúen ayudando a los emigrantes.

También pidieron a su Virgen Morena por trabajos dignos, jornadas más humanas y salarios justos.

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