Matan policía en frustrado robo

Un agente hispano resulta herido al enfrentarse y detener al pistolero

Vecinos de East New York, Brooklyn, observan a los policías que permanecían ayer cerca a la escena del crimen, donde cayó abatido el agente Peter Figoski.

Vecinos de East New York, Brooklyn, observan a los policías que permanecían ayer cerca a la escena del crimen, donde cayó abatido el agente Peter Figoski. Crédito: Seth Wenig / AP

BROOKLYN – Un policía murió y otro más resultó herido ayer, luego de frustrar un asalto en una residencia de Brooklyn. La policía logró detener a uno de los sospechosos, en tanto que otra persona era interrogada por su posible participación en los hechos.

Según el reporte de la Policía, los agentes Peter Figoski y Glenn Estrada -del cuartel 75- respondieron a una llamada de emergencia en el domicilio ubicado en el 25 de la calle Pine, sector de East New York. El propietario del lugar había dicho a los operadores del 911 que había escuchado un fuerte ruido en el área del sótano, por lo que pidió el envío de la policía.

El reporte agrega que Estrada llegó al lugar y tocó la puerta del primer nivel para posteriormente encontrar a un individuo de aproximadamente 25 años con golpes en la cabeza, quien había sido despojado de una cantidad cercana a los $750 y un reloj. Los asaltantes intentaron darse a la fuga, pero al llegar a la salida se encontraron con Figoski.

Fue entonces que Figoski -quien hacía la tarea de cuidar la retaguardia-, recibió un disparo efectuado por uno de los asaltantes.

Estrada, quien en ese momento intentaba detener a uno de los sospechosos, decidió ir tras el agresor. La persecución se extendió para posteriormente ser detenido en las inmediaciones de las calles Fulton y Chesnut.

Figoski y Estrada fueron trasladados al hospital Jamaica. El primer oficial no logró sobrevivir al impacto de bala, en tanto que Estrada fue atendido por heridas en el hombro derecho y posteriormente dado de alta, según lo expresado por Michael Hinick, vocero del hospital.

Se supo que Figoski contaba en su récord al menos 200 arrestos y había recibido una docena de medallas, incluyendo ocho por ser un policía ejemplar. Al oficial le sobreviven su esposa y sus cuatro hijos.

El Comisionado Raymond Kelly informó ayer que en el lugar de los hechos se había arrestado a Lamont Pride, de 27 años de edad, descrito como un afroamericano residente en Brooklyn. Se encontró, además, un arma tipo Ruger semiautomática 9-mm.

Al cierre de esta edición, las autoridades mantenían en calidad de interrogado a un hispano quien aparentemente había participado en el robo.

El alcalde Michael Bloomberg dijo durante una visita al hospital que sentía un grave pesar por lo sucedido al oficial neoyorquino y dijo que el valor del agente caído permitía mantener a Nueva York como una de las ciudades más seguras de Estados Unidos.

“Sólo pido a los neoyorquinos que mantengan a los familiares de Figoski y toda la policía en sus oraciones”, dijo Bloomberg.

A tempranas horas de ayer, los residentes de la zona expresaron su pesar por lo ocurrido al policía neoyorquino. “No me sorprende que eso pase en esa calle (Pine). Esa es una zona de peligro en donde se maneja mucha droga”, dijo Augusto Suárez, quien agregó que en los últimos meses se han incrementado los asaltos a mano armada en la zona.

Carlos Rosas, de origen puertorriqueño, dijo sentirse frustrado ante el incremento de la inseguridad de la zona. “Esto era un lugar de puros italianos, pero con la llegada de los hispanos y morenos, la cosas ha cambiado y en donde quiera se ve a gente vendiendo droga”.

Para Juana Alvarez, de origen dominicano, la situación que se vive en la zona, la obliga a salir todas las noches a la estación del tren para recoger a su hija, quien labora en Manhattan. “Aquí se han registrado muchas agresiones sexuales a mujeres que caminan por las calles y por eso prefiero ir a esperar a mi hija”. Sobre el incidente, Alvarez dijo haber sentido mucho movimiento en horas de la madrugada.

Para el ecuatoriano Carlos Urgiles, la situación en la zona lo obliga a considerar la venta de su casa. “Siempre que salgo a ver el frente de mi casa, me encuentro con muchachos bebiendo y queriendo abrir los autos. Ya no se puede vivir a gusto”.

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