Un buen traje, un buen comienzo

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Crédito: Cortesia Emily Wilson

Terry Burch fija la vista en el nudo. Luego toma uno de los extremos y le da una vuelta y después, con un rápido movimiento, la corbata queda perfectamente anudada. “Listo. ¿Qué te parece?” La respuesta no es inmediata porque a Donrey Jones, –que llegó vistiendo una playera larga hasta las rodillas– le cuesta creer que la imagen que le devuelve el espejo, de impecable camisa almidonada, es la suya.

Días más tarde, una transformación similar tiene lugar cuando el joven dominicano Randy Brito permite que Terry le sugiera cambiar su chaqueta de color rojo chillón por un elegante saco de traje. “Creo que alguna vez me puse algo así para ir a la Iglesia, pero fue hace muchos años”, agrega este muchacho de 19 nacido en San Francisco de Macorís.

Estas verdaderas metamorfosis –al menos en lo que a vestimenta se refiere– ocurren en un cálido cuarto, iluminado con una luz tenue y equipado con lo necesario: una mullida alfombra árabe –la mayoría se prueba la ropa descalzos– y un gran closet espejado. Pero a pesar de las apariencias, ni Terry es sastre ni los jóvenes sus clientes.

Hace poco más de un año que Terry, 31, es maestro de estos chicos de entre 16 y 24 quienes, semanalmente, se prueban trajes con el anhelo de lucir más formales en una potencial entrevista laboral.

El programa, denominado ‘Suit Yourself’ comenzó en el 2010 cuando algunos miembros de la Asociación Union Settlement –la institución sin fines de lucro que alberga este programa– vieron que muchos jóvenes carecían de la ropa adecuada para entrar en el mercado laboral. “Lo más probable es que no logres un empleo con los pantalones bajos, tenis de colores y una sudadera con capucha”, dice Richard Reeves, quien coordina dentro de la organización los servicios para esta población compuesta en su mayoría por chicos latinos y negros.

‘Suit Yourself’ se nutre, principalmente, de donaciones de trajes usados pero en buenas condiciones. “Mucha gente nos acerca trajes que ya no usa pero también nos han sorprendido donantes anónimos que dejan cosas nuevas”, comenta Steven Portericker, director del área dedicada a la juventud y él mismo enfundado en un inmaculado traje gris y camisa azul marino. “Hace poco alguien dejó una caja con cientos de corbatas a estrenar”.

Y si bien en esta época navideña la gente tiende a ser más solidaria, siempre hay lugar para donar más. “Nos vendría muy bien recibir zapatos y medias de traje”, afirma Steven y también estamos buscando hacer alianzas con las tintorerías para que nos donen cualquier arreglo que haya que hacerle a los trajes: ruedos, entalles y hasta reemplazo de cierres y botones. Aquí en Nueva York eso es carísimo”.

‘Desconectados’ del sistema; así es como técnicamente se describe a estos jóvenes que, en muchos casos, han abandonado la escuela secundaria, son padres siendo aún adolescentes, y hasta han cometido delitos. “Un 25 por ciento de los jóvenes que participan en nuestros programas estuvo en prisión y muchos están en libertad condicional”, sostiene Richard. Pero aquí en Union Settlement, se les abre la puerta y se les tiene confianza. “Creemos que pueden cambiar; creemos que pueden ‘reconectarse’, agrega.

Para lograr esa meta no sólo basta con verse bien y elegante si no que se apuntala a los muchachos en otras áreas. “Las llamamos las tres E’s: Educación, empleo y empowerment”. ‘Suit Yourself’ aborda directamente la cuestión laboral y muchos de los jóvenes pasan tiempo no solamente revisando el perchero lleno de trajes que está en el cuarto si no dialogando con una especialista en temas laborales que los asesora en cuáles son sus posibilidades reales de emplearse. “Tienen entrevistas en tiendas y comercios para ser vendedores, o empleados en companías de seguridad o hasta les damos empleo aquí como recepcionistas, por ejemplo, atendiendo el teléfono”, afirma Steven.

Terry, que estudió educación en Lehman College, parte de CUNY, es el encargado de hacer que los muchachos, –algunos con un nivel de lectura correspondiente a niños de primaria– progresen. “Conversamos, analizamos textos y también repasamos reglas gramaticales. Ahora estamos leyendo la historia de la sal y muchos se sorprendieron al enterarse que de allí viene la palabra salario”, comenta.

Vestido de elegante sport pero siempre con sus Nike’s –las que se rehúsa terminantemente a reemplazar por otro calzado– Terry es un modelo para los jóvenes que lo admiran y le tienen confianza.

Así, su carcajada sonora se escucha tanto en las aulas como en el cuartito de los trajes donde ofrece su opinión de cuál les queda mejor. “Valoran mis consejos y me piden que les enseñe a anudarse la corba- ta”, afirma este joven maestro nacido en Newark. Y ya lo dijo Oscar Wilde, “una corbata bien anudada es el primer paso serio en la vida”.

Para donar llame al: (212) 828-6111.

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