Diseñando un mundo mejor

Para algunos, mantener la cabeza ocupada en grandes ideales y resoluciones es cosa de todos los días.

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Crédito: Fotos cortesia Agus Rabellino

En estas fechas en que se tiene la sensación de que un período queda atrás, cerrado, y brilla por delante lo nuevo, lo que aún está por hacerse; la oportunidad de cambio, de mejora y progreso, muchos aprovechan para pensar en aquellas cosas en las que, por estar ocupados con las obligaciones diarias, raramente meditan: ¿por qué el mundo está como está? ¿Por qué hay tan poca tolerancia? ¿Por qué tanta barrera, tanto muro? ¿Cómo modificar algo de todo esto en el nuevo año?

La oportunidad de hacer tal balance dura poco, hasta que la rutina y los temas más triviales vuelven a dominarlo todo. Pero para algunos, mantener la cabeza ocupada en grandes ideales y resoluciones es cosa de todos los días.

Es el caso del argentino Matías Delfino, 37, un diseñador que forma parte del equipo de diseño gráfico de las Naciones Unidas, aquí en Nueva York y quien, a través de sus creaciones, convierte las metas que la humanidad anhela –paz, no violencia, memoria, solidaridad– en cosas tangibles y bellas.

“Trabajo para la ONU pero trato de pensar que trabajo para la gente; el que va a ver ese afiche o esa estampilla; intento ponerme en el lugar del otro”, comenta desde Buenos Aires, la ciudad donde nació y donde, junto a su familia, le da la bienvenida al 2012.

Precisamente poniéndose en los zapatos de los miles de revolucionarios que clamaban pidiendo democracia en la Plaza Tahrir en El Cairo o en Trípoli y en Homs, Siria, fue que Matías encaró el desafío de diseñar la imagen para conmemorar el Día Internacional de la Paz, el pasado 21 de septiembre.

Su diseño o, como él lo llama en la jerga técnica, su ‘solución’, fue la que primó entre las alternativas presentadas por otros diseñadores y representa una figura gritando bajo el lema ‘Paz y democracia. Haz oír tu voz’.

“Lo que se vivió en Oriente Medio fue algo que me sensibilizó mucho y mi diseño es una especie de guiño a esas rebeliones que demandaban un quiebre con las tiranías”, explica. Su genial trabajo además, en trazo de graffiti y con el característico # que popularizó Twitter, es un reconocimiento al poder que tienen la juventud, la tecnología y las redes sociales para cambiar el status quo.

El único diseñador latino en un grupo donde hay gente de Bosnia, Siria, Estados Unidos, Alemania y Canadá, este joven formado en la prestigiosa Universidad de Buenos Aires, comenzó a soñar con trabajar para la ONU durante una visita guiada a la emblemática organización. “Nos estaban explicando cómo es la dinámica de las reuniones entre los países en cada uno de los recintos y de repente vi en una puerta un cartel que decía Departamento de Diseño Gráfico. Sin pensarlo demasiado, abandoné a mi grupo de turistas y a la guía y me mandé. Abrí la puerta, me presenté y con mi rudimentario inglés y bastante vergüenza les pedí si podían contarme cómo era su trabajo. Pude salirme con la mía”, agrega “porque era antes de 9/11, si no, imagínate, me hubieran sacado inmediatamente”.

Enamorado de la idea de poder usar sus conocimientos de diseño en pro de metas con impacto en la población mundial y más loables que vender un electrodoméstico, un carro o cualquier otra cosa comercial, Matías no paró hasta lograr una práctica y, eventualmente, su puesto donde está hace más de una década.

Sus diseños se gestan aquí en la Gran Manzana y luego recorren el mundo, estampados en las comunicaciones y materiales oficiales de la ONU y otros organismos internacionales por eso, en caso que tengan frases, se traducen a los seis idiomas oficiales de la institución.

Vive en Astoria y asegura que sus momentos de mayor inspiración no son en la oficina. “Mi lugar favorito para pensar y crear es en Long Island City donde está el cartel de Pepsi Cola. No muchos saben, pero ahí, a la vera del río hay una rambla con banquitos y se ve imponente el edificio de la ONU. Me encanta sentarme ahí y mirarlo desde otra perspectiva”.

Muy pronto otro de sus diseños estará haciendo pensar a gente de distintas latitudes. Se trata del trabajo que realizó especialmente para conmemorar a las víctimas del Holocausto y es impreso cada 27 de enero desde el 2006, cuando la Unidad de Prevención y Castigo al Genocidio se lo encargó.

“Fue muy especial porque es una cuestión muy delicada; murieron millones de personas y había mucha expectativa de la Misión de Israel y entidades judías. El diseño es simple pero dice muchísimo y es muy necesario seguir recordando lo que pasó y crear conciencia para que no se repita”.

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