Presidenta Cristina está de ‘buen ánimo’

Militantes kirchneristas se reúnen frente al Hospital Austral, donde participan en una vigilia por el estado de salud de la mandataria.

Militantes kirchneristas se reúnen frente al Hospital Austral, donde participan en una vigilia por el estado de salud de la mandataria. Crédito: Leo La Valle / EFE

Buenos Aires/EFE – La presidenta argentina, Cristina Fernández, cumplió “sin complicaciones” su primer día de postoperatorio tras una intervención por un cáncer de tiroides, ha comenzado a alimentarse y a caminar y “está de muy buen ánimo”, según el informe médico divulgado ayer.

“Los controles clínicos y los estudios de laboratorio realizados, se encuentran dentro de los parámetros normales”, agregó el escueto parte médico..

La mandataria, de 58 años, ha descansado “normalmente” durante la noche tras someterse, el miércoles, a una tiroidectomía total por un carcinoma papilar detectado en su lóbulo derecho.

La operación, que se prolongó durante tres horas y media, se desarrolló sin inconvenientes y según el plan previsto por el equipo médico que la operó, encabezado por el cirujano Pedro Saco del hospital Austral, uno de los más avanzados del país, propiedad del Opus Dei.

Las buenas noticias sobre la evolución de la presidenta fueron recibidas con aplausos y gritos de “bravo” por las decenas de simpatizantes de Fernández que se mantienen desde el miércoles en las inmediaciones del hospital, ubicado en la localidad de Pilar, a unos 60 kilómetros de Buenos Aires.

El acceso al hospital está sembrado de banderas argentinas, carteles, fotografías de Fernández y de su esposo y antecesor, el fallecido Néstor Kirchner, e improvisados altares con imágenes de Cristo y de la Virgen de Luján, patrona de Argentina.

Fernández, quien permanecerá ingresada durante otras 48 horas, se tomará licencia hasta el próximo 24 de enero para recuperarse y someterse a los controles médicos pertinentes.

El cáncer de tiroides, que no requiere quimioterapia, tiene unas posibilidades de recuperación superiores al 90 por ciento y se trata con cirugía y yodo radiactivo.

Tras la operación, Cristina Fernández tendrá que tomar hormonas de por vida para suplir la actividad de la glándula tiroidea, aunque, según los especialistas, podrá desarrollar una vida normal.

Pese a la discreción con la que se ha manejado la enfermedad de la presidenta, en las últimas horas medios locales han desvelado algunos detalles sobre la intervención.

Fernández ocupa la habitación 217 del hospital Austral, que ha habilitado varias habitaciones contiguas para que puedan descansar los hijos de la presidenta, Máximo y Florencia, su madre, Ofelia Wilheim, y su hermana, Giselle Fernández.

Además, el equipo que atendió a la mandataria pasó la noche anterior en un hotel de la localidad de Pilar custodiado por las seguridad presidencial y firmó un protocolo de confidencialidad, según medios locales.

Pedro Saco “no estaba nervioso, pero sentía que era una gran responsabilidad operar a la presidenta”, apuntó Ricardo Kirchuch, compañero del cirujano que dirigió la operación.

Dirigentes peronistas y miembros del Gobierno han respetado los deseos de intimidad expresados por la presidenta y por sus dos hijos y se han limitado a mantenerse informados de su evolución a través del teléfono.

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