Crece conflicto de Ayotzinapa

Estudiantes marchan en el DF y exigen juicio para el gobernador de Guerrero

Alumnos guerrerenses protestan en la Ciudad de México y exigen aclarar la muerte de dos de sus compañeros.

Alumnos guerrerenses protestan en la Ciudad de México y exigen aclarar la muerte de dos de sus compañeros. Crédito: Gardenia Mendoza / La Opinión

MÉXICO, D.F.- “A las normales rurales las quieren desaparecer; pero nosotros, con sangre, las vamos a defender”. La consigna lanzada ayer durante la marcha de los estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, Guerrero, no era una amenaza sino un hecho desde la reciente muerte de dos de sus jóvenes y otros acumulados.

“Queremos un juicio político para el gobernador Ángel Aguirre”, dijo Eduardo Meza, un estudiante que marchó para exigir justicia sobre la calzada de Tlalpan -una de las principales avenidas de la ciudad- y hasta la Cámara de Diputados.

Entre tambores y trompetas de la Banda de Guerra colegial, los normalistas buscaban eco en la capital mexicana tras los enfrentamientos del pasado 12 de diciembre cuando policías municipales, estatales y federales disolvieron con disparos el bloqueo del principal acceso carretero al puerto de Acapulco desde el Distrito Federal.

Evelia, la madre de Jorge Alexis Herrera Pino, uno de los dos jóvenes asesinados, iba a la cabeza de la manifestación que reunió a más de 1,500 estudiantes de las 16 escuelas normales rurales que aún existen en el país, además de simpatizantes otras organizaciones sociales de la Ciudad de México.

“Estoy destrozada y con un hueco en el corazón: mi hijo era un joven tranquilo, no merecía morir así”, dijo. “Quiero que se demuestre lo que vale una vida en este país”.

Los estudiantes llegaron a bordo de una veintena de autobuses procedentes de Guerrero, Tlaxcala, Morelos y el Estado de México.

Todos ellos creen que la reducción del presupuesto para las escuelas rurales es un plan preparado desde el gobierno para desaparecer el modelo de enseñanza que se basa en la organización colectiva.

“Somos un peligro porque tenemos conciencia crítica”, expresó Rodrigo López, oriundo de Michoacán, pero matriculado en Ayotzinapa por convicción. “Soy indígena, tengo 18 años y quiero aprender a pelear por la dignidad en el trabajo desde las aulas”.

Lo que ha encontrado es mucha hambre, sobre todo en las noches: “Nos daban solo un huevo y café”.

En México las escuelas públicas no tienen servicio de comedor. Las normales rurales son una excepción porque fueron diseñadas para preparar a hijos de campesinos pobres, y son seleccionadas por un consejo que atiende cuidadosamente este requisito.

Sin embargo, en los últimos tiempos los dineros se redujeron a menos de dos dólares al día para que cada estudiante haga las tres comidas mientras toman clases y apoyan a los campesinos locales con los trabajos del campo.

“Creo que vale la pena estar aquí. Son muchas cosas que duelen: la muerte de nuestros compañeros, la pobreza…”, describió el joven López, quien sostenía una pancarta.

“Juicio político para los asesinos intelectuales: Ángel Aguirre Rivero y Humberto Saldado Herrera”, pedía.

Para los normalistas, el gobernador y su secretario de Gobierno son los responsables de la muerte de sus dos compañeros por enviar a sus policías a disolver una protesta con armas de alto poder, tal y como fueron captados por las cámaras de video de los medios de comunicación locales.

La Procuraduría General de la República (PGR) dejó en manos de la fiscalía local la investigación del caso, aun cuando esta depende del Ejecutivo guerrerense, uno de los implicados.

“Es un engaño la justicia en este país”, dijo Marcelina Ayala, de 19 años.”Tenemos fama en Guerrero de protestar por todo, de enfrentarnos a todo, pero si no hacen caso…”.

La joven morena por el sol apenas bajó la voz después de hacer coro a otras consignas: “Ayotzi somos todos”, “Alerta con Guerrero que es estado guerrillero”.

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