Hermanitas salvadoreñas serán separadas tras cirugía

Giselle de 7 años recién conoció a su hermana Yarelis a quién le donará su médula ósea

Giselle (i.) y Yarelis Bonilla serán separadas luego de que la primera, que tiene una visa de tres meses para estar en el país, le done la médula ósea a su hermanita que reside en Nueva Jersey.

Giselle (i.) y Yarelis Bonilla serán separadas luego de que la primera, que tiene una visa de tres meses para estar en el país, le done la médula ósea a su hermanita que reside en Nueva Jersey. Crédito: Suministrada

Hackensack, NJ – Dos cosas embargan de tristeza y preocupación a María Ramírez: la salud de su hija menor que necesita un trasplante de médula ósea y la imposibilidad de impedir que su hija mayor -que será la donante- tenga que regresar a El Salvador.

En tono compungido, la mujer dijo sentirse “muy triste”, cada vez que piensa que su hija mayor, Giselle de 7 años, tendrá que regresar a vivir a El Salvador –en marzo- una vez que concluya el período de recuperación de su otra hija, Yarelis, de 5 años, tras la intervención quirúrgica a la que se someterá para salvar su vida.

Ramírez, actualmente se encuentra, literalmente, día y noche al lado de Yarelis, desde que la menor fue internada el domingo pasado en el hospital de Hackensack, donde será intervenida –el próximo 24 de enero- para un trasplante de médula que necesita luego que fue diagnosticada con leucemia.

“Es difícil pensar en las dos cosas a la vez”, expresó Ramírez, refiriéndose a la proximidad de la cirugía de Yarelis, así como el saber que su hija mayor tendrá que abandonar el país tras la donación que hará a su hermanita.

La separación, no solo es dura para la madre, sino también para las hermanas. “Ellas no se conocían, pero desde que se vieron es como si siempre hubieran estado juntas”, dijo Ramírez residente en Elizabeth.

Giselle viajó a los Estados Unidos, a finales de diciembre pasado, al obtener una visa humanitaria –que le había sido previamente rechazada en dos ocasiones- gracias a la intervención del Senador Robert Menéndez, visa que le permite estar por un período no mayor a tres meses.

La madre tiene la esperanza de que en el futuro pueda lograr la legalización de su hija mayor. “No quiero que mi niña se vaya, pero no tengo mucha elección”, explicó.

La mayor de las hermanas nació en El Salvador y fue dejada al cuidado de su abuela materna, mientras sus padres viajaron a Estados Unidos, en busca de un mejor porvenir y donde dos años más tarde nació Yarelis.

La abogada Mariam Habib, del Comité de Servicios Americanos, AFCS en Newark y representante legal de la familia dijo que por ahora “la familia está concentrada en la salud de Yarelis y su hermana. En el futuro se estudiaran alternativas legales para que Giselle pueda ser pedida”.

La separación de hermanos, debido a que nacieron en países diferentes, es mas frecuente de lo que se piensa, según dijo Amy Gottlieb, directora de la mencionada organización.

“El dejar a los hijos en sus países y venir a Estados Unidos, es una decisión que se toma en un momento de desesperación, pero no porque se tenga la intención de dejar menores al cuidado de otros familiares”, aclaró la experta.

Las leyes establecen que una persona nacida en Estados Unidos debe esperar hasta tener 21 años para poder someter la petición legalmente para pedir a sus padres y hermanos, esta última solicitud dura en promedio unos 10 años antes de aprobarse.

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