Los Angeles honra a monseñor Óscar Romero

Intersección de la avenida Vermont y el bulevar Pico, en el vecindario de Harvard Heights, llevará su nombre

Monseñor Óscar Romero, cuyo rostro se aprecia en el dibujo sobre la mesa, es recordado con mucho respeto y agradecimiento de Los Angeles.

Monseñor Óscar Romero, cuyo rostro se aprecia en el dibujo sobre la mesa, es recordado con mucho respeto y agradecimiento de Los Angeles. Crédito: Archivo / La Opinion / J.Emilio Flores

Esta mañana el Concejo de Los Ángeles dio luz verde a la propuesta de nombrar una intersección de la ciudad como “Plaza Monseñor Óscar A. Romero”, para honrar la memoria del religioso salvadoreño asesinado en 1980 como consecuencia de su denuncia profética y su compromiso con los pobres.

Con una votación unánime, el Cabildo aprobó la moción del concejal Ed Reyes de colocar el nombre de Monseñor Romero en la intersección de la avenida Vermont y el bulevar Pico, en el vecindario de Harvard Heights, habitado por una importante comunidad de inmigrantes centroamericanos.

Una escuela intermedia de Los Ángeles en esa zona ya lleva su nombre.

Asesinado por un fracotirador cuando celebraba una misa en la primavera de 1980, el Obispo predicó en defensa de los derechos humanos durante la guerra civil de El Salvador, por la cual huyeron miles de personas hacia Estados Unidos.

Muchos refugiados salvadoreños viven en Los Ángeles, cerca de la intersección que llevará su nombre.

En sus homilías, Romero se pronunciaba a favor de las miles de víctimas de la agitación política y el derramamiento de sangre en su país. En uno de sus últimos sermones expresó: “En nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡Cese la represión!”.

Un día después un tiro le atravesó el corazón.

Con el título de Siervo de Dios, el primero que entrega la Iglesia Católica en un proceso de canonización, Monseñor Romero y su causa por el respeto a los derechos humanos son reconocidos en todo el mundo.

En 2010, otro sacerdote católico, Luis Olivares, fue distiguido por el Concejo Municipal colocando su nombre en el camino junto a la iglesia de la Placita Olivera, a la cual él tituló “santuario” de los refugiados de la guerra de El Salvador en la década de 1980.

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