Confiesa que mató a Laura Garza

Acusado logra arreglo con la fiscalía y será sentenciado a un máximo de 23 años

Michael Mele (centro) cuando era  conducido ayer a la Corte del Condado de Orange, en Goshen, Nueva York, donde se declaró culpable de homicidio involuntario y otros cargos relacionados a la muerte de Laura Garza.

Michael Mele (centro) cuando era conducido ayer a la Corte del Condado de Orange, en Goshen, Nueva York, donde se declaró culpable de homicidio involuntario y otros cargos relacionados a la muerte de Laura Garza. Crédito: AP / Times Herald-Record, Tom Bushey

GOSHEN, NUEVA YORK – Michael Mele, de 27 años, admitió ayer en la corte criminal del condado de Orange que mató a Laura Garza, 25, la joven aspirante a bailarina de origen mexicano que había venido desde su natal Texas a Nueva York buscando realizar su sueño.

Todo estaba previsto para iniciar el juicio: el jurado seleccionado, los abogados de la acusación y la defensa con sus argumentos de apertura listos, cuando Mele decidió aceptar la oferta de la fiscalía y declararse culpable de homicidio involuntario y manipulación de pruebas. Algo que durante más de tres años había negado.

Para ello tuvo que relatar en la corte -donde se encontraban los familiares de la víctima- cómo cometió su crimen, confirmando lo que se sospechaba: que el 3 de diciembre del 2008 salió con ella del club nocturno de Manhattan y fueron a su apartamento en Wallkil, donde ella se enfadó al saber que tenía novia. Para evitar que continuara hablando le tapó la boca y la nariz asfixiándola. Mele confesó que metió su cadáver en una bolsa de lavandería y condujo hasta una zona boscosa de Pensilvania a unas 120 millas de Nueva York. Allí fue donde 16 meses después se encontraron sus restos.

Mele será sentenciado el 6 de marzo a un máximo de 23 años de cárcel por el homicidio y de 16 meses a cuatro años por la manipulación de pruebas.

Familiares de Garza manifestaron su descontento por el acuerdo al considerar que no cumplirá la sentencia en su totalidad y cuando salga temen que vuelva a hacer lo mismo.

Awilda Cordero, la activista que junto a la familia luchó porque se siguiera la investigación y la búsqueda de Garza, anunció que pelearán por una ley contra los ofensores sexuales: “Queremos que el próximo no pueda salir como él. Ha hecho lo que quería, viviendo la vida fácil de un niño rico con negocio propio”.

Mele -propietario de una tienda de sándwiches en el Condado de Orange- tenía un historial criminal como ofensor sexual en Nueva York y Nueva Jersey. En el 2008 se encontraba cumpliendo seis años de probatoria por exponerse y masturbarse en frente de mujeres en salones de bronceado y estacionamientos públicos. Asimismo, por tocamientos no deseados a las mujeres, restregándose contra ellas y eyaculando en sus ropas.

El acusado, Michael Mele, compareció ayer ante el juez Nicholas De Rosa, del tribunal criminal del condado de Orange.

Mele aseguró que tuvieron una discusión cuando ella descubrió que tenía novia, que en el forcejeo le tapó la boca y segundos después sintió que “algo malo” había pasado, tras lo cual le entró un ataque de pánico “y en vez de llamar al 9-1-1” se deshizo del cuerpo.

“Mi hija tendrá la misma edad que mi hermana cuando salga en libertad. Eso no es justicia, tendría que ser condenado a toda una vida entre rejas”, afirmó un hermano de la víctima, Iván Garza, tras conocer la declaración de culpabilidad.

El caso acaparó la atención de los medios desde la búsqueda que comenzó la familia tras la desaparición de la joven, el hallazgo de su cuerpo más de un año después, y la posterior acusación contra Mele, un reincidente incluido en la lista de ofensores sexuales.

Mele fue acusado en diciembre de 2010 por la fiscalía de ocho delitos por homicidio y manipulación de evidencias porque tras tirar el cuerpo de la estudiante a un vertedero en Pensilvania se deshizo de la alfombra de su apartamento y la de su vehículo.

En la mañana del 4 de diciembre -un día después que Mele y Garza salieran de la discoteca de Manhattan- varios testigos aseguraron haber visto por última vez a la joven en Newburgh, una población del condado neoyorquino de Orange, cerca del apartamento de Mele.

Laura Garza, de 25 años en el momento de su desaparición, se acababa de mudar a Brooklyn, Nueva York, cinco meses antes, procedente de la localidad de McAllen, Texas, y aspiraba a ser bailarina profesional.

Los restos de la joven fueron hallados en abril de 2010 por un grupo de jóvenes que conducían vehículos todoterreno por el Monte Cobb, en el estado de Pensilvania, a una hora por carretera del apartamento de Mele, según las autoridades.

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