César González: Un ‘Quijote’ de los libros en español

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Crédito: Jose Acosta / EDLP

NUEVA YORK – Con el cierre de la librería Calíope en 2009, la ciudad de Nueva York no sólo perdió, después de Lectorum y Macondo, su tercer negocio de importancia en venta de libros en español, sino también un lugar de encuentro donde los escritores latinoamericanos podían promover o poner en circulación sus libros, y la famosa Tertulia Calíope que tuvo tal éxito que de los jueves pasó a realizarse cuatro veces a la semana, con charlas y conferencias y exposiciones de pintura.

El creador de Calíope, César González, se ha convertido en un Quijote, fiel a sus ideales de librero y promotor cultural, que desde el cierre del local se ha quedado ahí, en la calle Dyckman del Alto Manhattan, con un humilde puesto de venta de libros en la acera, que atiende desde las 2:00 de la tarde hasta las 7:00 de la noche, en el crudo invierno o en la inclemencia del verano.

-¿Cuándo y cómo empezó Calíope?

-Yo empecé con Calíope en septiembre de 1997, con unos cuantos libros, y cerré en junio de 2009.

-¿De dónde te nació el oficio de librero?

-Toda mi vida tuve ese interés por el libro, y cuando abrí el local comencé a comercializar con libros de una manera lenta, y después me entregué por entero al negocio. Nosotros llegamos incluso a crear un sello editorial, llamado Ediciones Calíope, con el que se editaron siete obras.

-¿Era Calíope una librería solvente?

-No del todo. Yo siempre estuve luchando contra la marea desde el principio. Aunque con problemas económicos, si no hubiese sido por un error que cometí, yo habría mantenido abierto el negocio.

-¿Qué error?

-Que en uno de los tantos momentos de crisis, me llegaron papeles de la corte por un problema de atraso en los pagos de alquiler (debía cinco meses), y me descuidé, esperé demasiado para ir a la corte. El día que fui a resolver el problema, vino el marshall y tomó posesión del local y tuve que cerrar. Si hubiera ido dos o tres días antes a la corte, habría llegado a un acuerdo de pago con el casero, que para ese entonces me cobraba $3,900 de alquiler.

-¿Cuándo empezaste a vender libros en la calle?

-En agosto de 2009.

-¿Y cómo va el negocio?

-Es una cruz pesada, porque con lo que vendo estaba pagando los dos almacenes donde tengo los libros guardados, que eran unos $1,300 mensuales, lo que es mucho para sacárselo a la venta de libros. Ahora estoy mejor, porque sólo pago $500 mensuales de almacenamiento.

-¿Piensas abrir otra librería Calíope?

-Sí. Estoy gestionando mi pensión de retiro para relanzarme como librero, posiblemente esta primavera.

-¿Tienes fe en el libro en español?

-Sí, tengo fe. El libro en español se vende. En Calíope se vendían de $6,000 a $10,000 semanales, y en la calle he llegado a vender hasta $2,000.

¿Cuáles son los libros que más se venden?

-Los libros dominicanos, mayormente de ensayos históricos, los de autoayuda, los que tienen que ver con idiomas.

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