Metanfetaminas ganan terreno en México

Aunque el presidente Calderón ha favorecido la guerra al narcotráfico como estrategia, éste ha diversificado su abanico de productos fabricados en México y exportados a Estados Unidos.

Un soldado mexicano vigila varias toneladas de metanfetaminas halladas hace unas semanas en Tlajomulco, Jalisco.

Un soldado mexicano vigila varias toneladas de metanfetaminas halladas hace unas semanas en Tlajomulco, Jalisco. Crédito: EFE

MÉXICO, D.F.- Guadalupe M. observó que su hijo se comportaba diferente. A veces irritado, a veces de excesivo buen humor, y atribuyó estos cambios a la adolescencia durante unos tres años hasta que descubrió que el joven de 17 años era adicto a las metanfetaminas. “Me arrepentiré hasta el último de mis días de no haberme involucrado en su mundo para enterarme qué era la moda en bares y discotecas”, resume este hombre fundador del hoy desaparecido centro de rehabilitación Luz del Camino en Matamoros (norte) creado para evitar que otros muchachos sufrieran un daño cerebral irreversible.

La organización dio respuesta a finales de la década pasada a una emergencia de salud que repuntaba en los estados fronterizos: el uso de sustancias estimulantes de tipo anfetamínicos.

En los últimos años se propagó a las 100 principales ciudades del país, según la última Encuesta Nacional de Adicciones 2008, hasta colocarse como una de las cuatro drogas de mayor consumo entre los mexicanos, principalmente entre jóvenes de 12 a 25 años: es la droga de inicio del 46% de la población adicta en el país. “Desde 1989 tenemos un registro semestre por semestre de la gente que asiste a nuestras oficinas y sí estamos viendo un aumento”, dijo Ángel Prado, director general adjunto de los Centros de Integración Juvenil.

“Tiene que ver con la disponibilidad de la sustancia y porque hay mucha tolerancia social en discotecas, antros y clubes y los jóvenes piensan que no hay daño, que son drogas suaves”.

La situación en México es un espejo de las tendencias mundiales alertadas por la Organización de la Naciones Unidas (ONU) cuyas investigaciones revelaron que actualmente los anfetamínicos son consumidos por entre 13.7 millones y 56.4 millones de personas desde Asia, Estados Unidos, Europa y América Latina.

Un atractivo de mercado que no ha pasado inadvertido para los narcotraficantes. A principios de este mes, el Ejército mexicano realizó un decomiso histórico de más de 15 toneladas de metanfetaminas equivalente al total de las incautaciones mundiales de esta droga en 2001 y a una cuarta parte de los decomisos de 2011.

Según la Secretaría de la Defensa Nacional, habrían servido para preparar 13 millones de dosis con un valor superior a los 4,000 millones de dólares en el mercado negro de EEUU.

La operación militar se realizó en el estado de Jalisco, región donde murió abatido Ignacio “Nacho” Coronel, uno de los líderes del cártel de Sinaloa. Las autoridades mexicanas relacionaron a este capo con el empresario Zhenli Ye Gon, a quien se le decomisaron en 2007 alrededor de 205 millones de dólares en efectivo en una casa del Distrito Federal y fue acusado de montar empresas fantasma para importar precursores de drogas sintéticas.

Al mando de Joaquín “El Chapo” Guzmán, el cártel de Sinaloa diversificó sus actividades delincuenciales. En la región donde convergen los estados de Sinaloa, Chihuahua y Durango se desmantelaron desde 2008, 169 laboratorios de droga sintética.

Pero su historial de producción se remonta más lejos en tiempo y espacio. Jaime Herrera, alias “El JH” o “El Viejito” –detenido la semana pasada- transportaba metanfetaminas a EEUU desde la década de los 90s producidas en México para este cártel.

También se han encontrado laboratorios de droga sintética del “Chapo” en Estados Unidos, en la región de Utah y Washington, según reportes de la DEA, y en Guatemala en la zona montañosa fronteriza con México, de acuerdo con el gobierno local.

Un reporte de la ONU señala que el éxito de las metanfetaminas radica en los costos de producción que, a diferencia de la cocaína y la marihuana que implican un proceso de siembra, con las primeras sólo hacen falta precursores y laboratorios muy sencillos.

Sartenes, cucharas, garrafas y conocimientos básicos de química.”No se requiere un equipo especial y cualquier persona que se familiarice con el proceso puede hacerlo”, señala el doctor Benjamín Ruiz, académico de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México.

México prohibió la importación de pseudoefedrina y efedrina –las sustancias más utilizadas para la elaboración de estimulantes de tipo anfetamínico- tras el escándalo de Ye Gon; sin embargo, a decir de Ruiz, existen varias sustancias que no están prohibidas por ser necesarias para otros fármacos legales y que combinados pueden convertirse en precursores para las metanfetaminas.”El control de estas materias primas resulta prácticamente imposible porque tendría un impacto en la medicina”, señala. “Los antigripales de hoy tienen menos calidad porque se dejó de usar la pseudoefedrina, por ejemplo”.

Otra de las explicaciones sobre la popularidad de las drogas sintéticas radica en los efectos inmediatos. El hijo de Guadalupe M. narró posteriormente que al ingerir “extasis” se sentía más seguro de sí mismo y se hizo de más novias.

Cuando avanzó su adicción pasaba periodos entre la rabia y la depresión, insomnio, y pérdida de memoria.

“Cuando me di cuenta fue porque se sentía perseguido y no quería salir de casa”, cuenta en entrevista telefónica el padre.

Las autoridades de salud en el mundo están en alerta. En México, Víctor Manuel Guisa, asesor de los Centros Nacionales contra las Adicciones, comenta que detectar la adicción puede tardar hasta cinco o seis años y en ese tiempo el daño cerebral es irreversible.

“Debemos quitar la idea social de que las metanfetaminas son menos dañinas: aún estamos a tiempo de revertir el incremento como cuando se detecta temprano en casa, sólo hay que informar”, alerta.

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