El Partido Republicano y otros, fuera de foco

Jim Messina, jefe de campaña para el presidente Barack Obama, hizo un comentario extraño referente a las chimichangas, que son un burrito frito, la mayoría rellena con carne, arroz y queso en una tortilla de harina que se dobla en rectángulo.

La alusión originó en un discurso en la cámara federal por el senador John McCain (republicano por Arizona). Sus pares republicanos estaban demorando la confirmación del juez Adalberto José Jordán al Tribunal de Apelaciones del Circuito 11, la cual lo convertiría en el primer juez nacido en Cuba en servir en aquel tribunal. Durante la demora, McCain ocupó el tiempo del Senado para jactarse que “La lechuga de su ensalada este mes con cierta certeza vino de Arizona. También se cree que la chimichanga tiene su origen en Arizona”.

El columnista del Washington Post, Dana Milbank trajo a colación el comentario: “¿La chimichanga?. “Puede que sea lo único que les queda a los republicanos para ofrecerles a los latinos”.

A continuación Messina envió por Twitter esta última frase. Está bien, la pulla de Milbank tampoco tiene sentido. Pero la insinuación se supone que era algo que todos tendrían que entender. La sola pregunta es, ¿entender qué?

Pero todo lo que dejaron al descubierto estos chicos es que no saben hablar como adultos cuando de latinos se trata en términos de la política y las políticas a nivel nacional. (Me permito sugerir que lean mi libro, The Rise of Hispanic Political Power).

Las pullas de McCain/Milbank/Messina llegan tres semanas después que se presentara una acusación formal contra cuatro agentes de policía de East Haven, Connecticut, por hostigamiento, golpes y retribuciones contra hispanos y personas que alzaron la voz contra la indebida conducta de la policía. En la acusación, se refirió al jefe de policía, Leonard Gallo, como el “co-conspirador núm. 1”.

Cuando al alcalde de East Haven, Joseph Maturo, Jr. le pidieron reaccionar a las acusaciones, le dijo a un joven reportero latino de la televisión, “Puede que cene con tacos cuando regrese a casa. Todavía no lo sé”.

Así uno ve lo fuera de foco que están algunas autoridades públicas y da qué pensar sobre cuánto debemos soportar este tipo de insensatez.

El día después de la pulla sobre chimichangas de Messina, presidente mayoritario del Senado, Harry Reid le dijo a Glenn Thrush, de Político, que “Es un error” que el senador menor por la Florida, el cubano americano Marco Rubio, “quien supuestamente representa los asuntos hispanos” se oponga a la confirmación de Carmen Aponte, puertorriqueña, como embajadora para El Salvador.

Alexandra Franceschi, vocera del Comité Nacional Republicano, le dijo a la red televisiva, Univisión, que Reid “daba a entender” que por representar “asuntos hispanos”, Rubio, cubano americano, “creaba una separación innecesaria entre la comunidad hispana y la población en general”.

¿Cómo? ¿Quería decir ella que Rubio genera disenso si avala asuntos populares hispanos y que Reid erraba al comentarlo?

Repentinamente, la afasia etnográfica ha brotado por todas partes. Al igual que las pullas de las chimichangas o del taco, la lógica se supone significa algo. Pero, ¿qué?

Para hacer sentido, el Comité Nacional Republicano podría haber dicho que no hace mucho los demócratas lograron evitar la confirmación de Miguel Estrada después que el presidente Bush lo nominara al Tribunal de Apelaciones del Circuito del Distrito de Columbia.

Estrada era un ideólogo conservador, neo-federalista, y también formó parte del caso Bush vs. Gore en la Florida, el caso que logró que Bush asumiera la presidencia. En aquel entonces, los republicanos principalmente enfatizaban que Estrada era un hispano de los tiempos de la cabaña de Lincoln, salido de la pobreza para ir a la escuela de derecho, nacido en el extranjero. No importaba que tuviera bagaje político.

Los demócratas reaccionaron en el 2003 y Estrada no fue confirmado. En esa época, el término “hispano”, tal como el término “chimichanga” hoy, se usó para ofuscar en vez de iluminar. Y eso es algo que cabe lamentar.

Alfonso Aguilar, otrora funcionario del gobierno de Bush y ahora jefe de la asociación Latino Partnership for Conservative Principles, ha dicho que el comentario de Reid es “atroz… un intento flagrante de entrar en políticas de identidad racial” que le resulta “ofensivo y condescendiente a todo latino”.

No. La demora de la confirmación de Jordán, la oposición a Aponte, el hacer caso omiso de legislación necesaria como la ley DREAM, y el acurrucarse con reaccionarios por conveniencia en vez de hacerse parte de la solución – eso sí que es ofensivo.

Hay una tendencia escurridiza que se desdobla que pretende disfrazar las referencias etnográficas, como chimichanga, cuando la verdadera intención es el ridículo y el desprecio.

La intención es embarrar las preocupaciones latinas. No se lo traguen.

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