‘Aprendí a perdonar’

Hermano de víctima de crimen de odio inicia cruzada de paz como policía auxiliar

Romel Sucuzhañay, al centro, el día de su graduación  como policía auxiliar.

Romel Sucuzhañay, al centro, el día de su graduación como policía auxiliar. Crédito: Cortesia

Nueva York – Han pasado cuatro años desde la muerte de José Sucuzhañay. “Era una época de odio”, dice su hermano Romel, “pero aprendí a perdonar”.

Fue el 7 de diciembre de 2008 cuando los hermanos ecuatorianos José, de 31 años, y Romel Sucuzhañay, de entonces 37 años, fueron atacados salvajemente en una calle de Brooklyn. Sus agresores, Keith Phoenix y Hakim Scott, les gritaron insultos anti-hispanos, y los golpearon con una botella y un bate de beisbol. El hecho ocurrió un mes después del asesinato de Marcelo Lucero.

En junio de 2010, Phoenix fue sentenciado por homicidio con el cargo adicional por crimen de odio. Scott sólo fue sentenciado por homicidio.

“Lloré y sufrí por mi y por mi hermano”, expresó Romel con el rostro triste, “fueron dos años de pelear conmigo mismo. Me levanté. Me hice fuerte”.

Romel relató que el crimen de odio del que fue víctima lo motivó a unirse a la Policía de Nueva York. Hace ocho meses que colabora en el Cuartel 83 de Bushwick, Brooklyn como policía auxiliar.

“El honor, el respeto y la disciplina es una filosofía que hice parte de mi vida. Cuando me pongo el uniforme sé que mi deber es con todas las comunidades”.

Con la mirada fija en su placa, Romel recordó que fueron oficiales del Cuartel 83 los que le ayudaron cuando ocurrió la agresión. Comentó que esa madrugada llamó a una amiga cercana que tradujo su declaración.

“No podía expresarme en inglés y me sentí impotente. Ahora como un oficial de la paz trato de dar una mano amiga. Quiero ayudar”.

Apuntó que su objetivo al unirse a la Policía, es ser parte de la lucha por reforzar el vínculo entre las autoridades y la comunidad.

Romel comentó que fue un duro proceso de recuperación luego de los golpes que recibió. Estuvo en terapia física y psicológica por más de dos años. Indicó que durante algunos meses no pudo controlar sus movimientos y que pasó noches sin dormir debido a los ataques de pánico.

“Entendí que las lágrimas no podrían revivir a mi hermano, ni devolverme la salud. Fue muy duro sanar. No me permití permanecer más en una tumba de rencor. Perdoné y finalmente soy feliz”.

La familia Sucuzhañay reabrió el negocio que José emprendió años antes de su muerte. Se trata de una oficina de bienes raíces ubicada en la calle Linden, Brooklyn. El lugar se llama “Open” en memoria de José.

Romel explicó que el nombre “habla del amor que siempre está abierto a la tolerancia, a la aceptación de los demás pese a las diferencias étnicas. Es tener las puertas siempre abiertas”.

Rodeado de libros de contabilidad en su pequeña oficina, Romel dijo con una gran sonrisa que espera tener una larga vida.

“Volví a nacer esa madrugada de diciembre. Mi misión ahora es disfrutar ese nuevo comienzo, agradecer la oportunidad que no tuvo mi hermano”.

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