Inmigración: Fracaso de la HB56

La racista ley de “muéstreme sus papeles” de Alabama, la HB 56, amenaza con retrotraer la historia a épocas en que se perseguía a hombres y mujeres trabajadores por el color de su piel. La ley legitima los estereotipos raciales, aterroriza a las personas de color por todo el estado, asusta a los niños y perjudica la economía del estado. ¿Les resulta familiar?

El pasado de Alabama, caracterizado por el terrorismo racial, la segregación y la discriminación, marca uno de los capítulos más oscuros de la historia de nuestra nación, y lo que suceda en el estado en los próximos meses posiblemente sentará un precedente en la lucha por la justicia para el inmigrante en nuestra nación.

El 7 de marzo de 1965, enfrentándose a las cachiporras y al gas lacrimógeno, más de 600 manifestantes se reunieron en Selma, Alabama, para atravesar el puente Edmund Pettus hacia Montgomery para luchar por el derecho al voto. Conocido como el “domingo sangriento” por la brutalidad policial que se desencadenó ese día que dejó a muchos manifestantes hospitalizados, la marcha destacó el movimiento por los derechos civiles que finalmente condujo a que el 6 de agosto de 1965 se promulgara la Ley de Derecho al Voto.

Una nueva generación de defensores de los derechos civiles, organizaciones comunitarias y grupos confesionales está convocando a la lucha por los derechos civiles de hace casi medio siglo para combatir este último ataque contra la gente de color. Hoy y hasta el próximo 9 de marzo, dirigentes sindicales, activistas de los derechos de los inmigrantes, organizaciones de base y grupos confesionales estamos participando en una marcha en la que caminamos 10 millas diarias exigiendo la derogación de la HB 56. Marchamos para que el baño de sangre del puente Pettus de hace 47 años no haya sido en vano. Marchamos porque nos negamos a repetir uno de los capítulos más tenebrosos de la historia de nuestro país. Marchamos porque este movimiento es más grande que Alabama; es una verdadera prueba de nuestra voluntad nacional de hacer honor a la promesa del movimiento de los derechos civiles.

La marcha marca la primera ocasión en que líderes del NAACP, del Consejo Nacional de La Raza, la Red Nacional de Acción, la Conferencia del Liderazgo sobre los Derechos Civiles, el Southern Poverty Law Center, SEIU y otras organizaciones nacionales se unen en una acción de esta envergadura exigiendo justicia para los inmigrantes. Este esfuerzo unificado demuestra que la inmigración no es sólo un asunto latino, sino una prioridad nacional que exige una respuesta nacional.

Los proponentes de la HB 56 se equivocaron al pensar que esta ley pasaría desapercibida, constreñida a Alabama sin oposición. Realmente ha galvanizado un nuevo movimiento de líderes que no sólo están premunidos de tecnología para acortar grandes distancias, sino que también tienen el pasado como preámbulo para escribir un nuevo capítulo en la historia de nuestro país.

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