La magia ha desaparecido

Derrick Rose (izq.) y Joakim Noah (der.), de los Bulls de Chicago, frustran el ataque de Jeremy Lin (centro), de los Knicks, en el partido celebrado anteanoche.

Derrick Rose (izq.) y Joakim Noah (der.), de los Bulls de Chicago, frustran el ataque de Jeremy Lin (centro), de los Knicks, en el partido celebrado anteanoche. Crédito: AP / Charles Rex Arbogast

De repente toda la magia ha desaparecido. Los Knicks están en problemas. Y muy serios. Cuando se acerca la postemporada y poco a poco los equipos se refuerzan con lo que tienen en planta y enfilan sus cañones con la vista a los playoffs, el equipo del Garden luce más flojo, tras haber sido presa fácil en el tabloncillo durante sus últimos juegos.

Tras su desastrosa derrota de anteanoche ante los Bulls de Chicago, para llegar a seis reveses consecutivos en este importante y último trayecto, su posible participación a la postemporada se le pone difícil, ya que los Bucks de Milwaukee amanecieron ayer con la misma marca 18-24 (.429) en la Conferencia Este, pero plantados en octavo puesto.

Y, dicho sea de paso, los Cavaliers de Cleveland ya también se acercan peligrosamente entre los ocho clasificados, con 16-23 (.410) y el ‘rancho ardiendo’.

Pero otra cosa preocupante radica en que el nerviosismo cunde en el quinteto del Garden. Mas notable si entre los preocupados hay jugadores de alto nivel y, por ende, los que más unidos debieran estar durante la crisis que ha ido hundiendo al club.

Tras la derrota en Chicago, Amar’e Stoudemire llamó a la seriedad en el club, debido a que ha visto que no se está llevando esta situación con el respeto que merece.

“El ‘relajo’ debe parar”, exclamó Amar’e, disgustado por los jugadores que derrochan el tiempo, mientras están en el descanso. “Hay que tomarlo en serio, especialmente cuando permanecemos entre los ocho mejores. La consigna es mantenernos dentro”, subrayó Stoudemire, considerado como el líder entre el grupo.

Comentó también que otra cosa importante es la unidad. “Si no nos unimos, estamos perdidos”, apuntó.

Los Knicks, que hoy (7:30 p.m.) reciben al quinteto de Portland en su casa y el viernes a Indiana, han sido también víctimas últimamente de las debilidades de su nuevo armador, el novato Jeremy Lin, quien se ha visto en situaciones delicadas que le han impedido seguir con su acercamiento al canasto, sus buenos pases y, sobremanera, la inseguridad que lo ha llevado a cometer bastantes ‘turnovers’ o dejarse robar el balón.

Otra incógnita es que desde que el tirador Carmelo Anthony regresó de su lesión el 20 de febrero, después del Juego de Estrellas, los Knicks han perdido ocho de 10 juegos disputados.

¿Coincidencia?

Por lo visto la táctica de Mike D’Antoni de formar una muralla defensiva contra jugadores rivales clave tampoco está dando resultado. Por los menos, en el último caso contra Derrick Rose, el as de los Bulls y la NBA, fue un fracaso.

Este se quejó de alegadas faltas que no le cantaron contra él, pero con todo eso hizo 32 tantos (12-29) en un juego donde los Knicks usaron 31 veces los tiros de fouls contra 28 disparos libres de los contrarios.

D’Antoni vuelve hoy con su grupo al Garden, donde la última vez que perdieron contra los Sixers, el pasado domingo, el público se pasó casi todo el juego pidiendo a coro que destituyan al coach.

Con el partido de hoy, a los Knicks le quedan por jugar 24 encuentros en la temporada regular, por lo que hay que esperar si su entrenador seguirá aquí o fuera.

Mientras el balón rueda y llega el momento final de hacer cambios, mañana jueves, en los Knicks continúa el hermetismo. Pero como esto se ha convertido en costumbre en el Garden, quién sabe si hay alguna sorpresa.

Por el momento hay que contar con lo que hay, aunque siga el suspenso.

constantino.viloria@eldiariony.com

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