‘Cene en Brooklyn’ tendrá sabor de hogar latino
Restauranteros hispanos que cocinan para 'vecinos' cuentan sus secretos

Mauricio y Sasha Miranda del restaurante Miranda en Williamsburg. Crédito: CAROLINA LEDEZMA
Brooklyn – Brooklyn se precia de tener estrellas de la alta cocina como el chef mexicano César Ramírez, de Chef’s Table at Brooklyn Fare, que atraen comensales de toda la ciudad.
Pero el condado Kings también es sede de más de 800 restaurantes de platos hispanoamericanos “con sabor a casa”, cuyos mejores clientes están a solo cuadras de distancia.
Atraer a los vecinos es la fórmula del éxito de restaurantes latinos como Miranda y Cantina Royal, en Williamsburg, o Jolie Cantina y Palo Cortado, en Carrol Gardens, cuatro de los 200 lugares que ofrecerán menús a precios módicos durante el noveno festival “Cene en Brooklyn”, del 19 al 29 de marzo.
Sasha y Mauricio Miranda, dueños del restaurante Miranda, han logrado pasar la prueba de fuego con su propuesta que combina sabores de Italia y Latinoamérica luego de cinco años en el norte de Williamsburg. “Son muchas horas de trabajo duro”, explica Sasha, de origen dominicano-irlandés, en la reciente presentación del festival en el Palacio de Gobierno.
“Brooklyn no es una máquina de hacer dinero, pero al menos tenemos una clientela fija que vive en el propio Williamsburg”, asegura.
En la carta de “Miranda” destacan mezclas como la pasta papardelle con mole poblano que Mauricio hace con la receta de su abuela. En el menú de “Cene en Brooklyn” incluyen platos como ñoqui verde con pollo al chipotle, risotto con chile poblano y tres leches con cerezas, muestra de su cocina original que –según dicen– ha puesto su negocio a andar.
El chef Julio M. M. de Cantina Royal también enfoca sus baterías en el público local. “Prefiero que la gente nos visite a diario, porque los turistas sólo vienen los fines de semana”, opina.
El invirtió todo lo que tenía para abrir su local hace un año y aún las cuentas pendientes lo siguen a todas partes. “Sólo de luz debo $10,000”, asegura este mexicano que aprendió su arte en familia y en los fogones de restaurantes como Maxim’s.
Al mando de Cantina Royal ha logrado atraer a artistas locales y organizaciones de caridad, que utilizan su espacio para eventos que le sirven para “correr la voz” en el área.
Sus precios se mantienen bajos, asegura, porque sólo así llena sus mesas. “Incluso tuve que mudarme de Williamsburg porque no podía cubrir el vivir allí y tener mi restaurante”.
Su carta exalta los sabores que aprendió con madre, pero con toques atrevidos. El Colimeño (tostada de filet mignon con salsa de tomatillo verde) y el sándwich de pulpo hacen agua el paladar. Todo es hecho en su cocina, incluidas más 18 salsas picantes que sirve a sus clientes.
El italiano Alessandro Tiliego dice bromeando que “poco le falta para vender sangre para costear su local”. Su bar de tapas y vinos Palo Cortado, donde las especialidades son 25 tipos de jerez y las empanadas de bistec con chorizo, lleva un año y medio abierto. “Hacemos mucho con poco, pero preferimos ir lento para no estrellarnos”.
Tiliego trabaja con cupones y campañas en Facebook y Twitter para promocionar Palo Cortado. El esfuerzo ha servido para ganar una clientela cercana que mantiene sus finanzas en marcha.
Después de siete años, los dueños de Jolie Cantina decidieron cerrar su primer local en Brooklyn para probar “una mejor ubicación y un menú distinto”, comenta Davida Tretout, de origen francés. Ahora cuenta con el primer bistró franco-mexicano de la ciudad, donde se sirven delicias como ceviches y chilaquiles de cangrejo que prepara el chef de Puebla, Eliseo Gonzaga, quien trabajo en el restaurante Daniel del chef Daniel Boulud.
“Nuestra meta es crear una atmósfera tan agradable que haga que todo el mundo quiera volver”, explica Tretout. La fórmula ha funcionado, mucho más después de que críticos culinarios han corrido la voz sobre los tacos de langosta de Gonzaga.