Crítica ’21 Jump Street’: Si hubiera sido solo una comedia…
Jonah Hill y Channing Tatum son las estrellas de 21 Jump Street, comedia que podría haber sido mucho mejor
Hay que preguntarse cuál es la razón por la que una serie tan poco recordada como 21 Jump Street necesita de una versión cinematográfica que la recupere tras más de 20 años de ausencia.
Sí, fue la producción que, entre 1988 y 1991 lanzó a la fama a su protagonista, Johnny Depp (obligado a lucir unos peinados, pendientes y ropas de la época de los que, seguro, hoy se arrepiente).
Pero no fue una serie determinante en la historia de la pequeña pantalla. En otras palabras, no estamos hablando de Mission: Impossible, S.W.A.T. o Charlie’s Angels.
En cierta forma, la única excusa que los responsables de 21 Jump Street, la película, pueden dar como razón de este remake fílmico es la añoranza que sientes por el cine de los años 80 y 90.
Jonah Hill (Moneyball) es el co-guionista, co-productor y protagonista del filme, y él mismo ha reconocido que la cinta es un homenaje a las películas de John Hughes (Sixteen Candles) y a producciones de acción como Bad Boys.
El problema es que estos títulos, dejando de lado su calidad, eran conscientes de que pertenecían a un género concreto y no jugaban con varias cartas en la mano.
21 Jump Street nunca se decide si es una comedia -como en sus hilarantes primeros 45 minutos-, o una cinta de acción -sus secuencias finales-, o una historia de amistad con toques medio-serios -en su parte central-. Esa irregularidad afecta considerablemente a su ritmo, ejemplar en la presentación de los personajes y sus situaciones.
Así, la historia se centra en Schmidt (Jonah Hill) y Jenko (Channing Tatum), dos recién graduados de la escuela de policía que años atrás fueron a la misma escuela secundaria.
Ahora son una pareja patrullando las calles y su ineficacia los lleva a ser trasladados a una nueva unidad, en 21 Jump Street, dedicada a crímenes juveniles y que está comandada por el capitán Dickson (excelente Ice Cube).
Su primer caso es investigar quién está detrás de la distribución de una nueva droga que está afectando a los estudiantes de un colegio local.
21 Jump Street -clasificada R- juega, al principio, con el contraste entre los dos personajes principales y la incorporación de elementos diversos que funcionan en su interés por distraer y arrancar la sonrisa y, a veces, la carcajada de las audiencias (las intervenciones del malhablado capitán Dickson son antológicas).
El regreso de Schmidt y Jenko a la escuela solo seis años después de graduarse los coloca en situaciones dramáticamente (y divertidamente) opuestas a las que vivieron como estudiantes.
Pero tan pronto como ese episodio es dejado de lado, el argumento se concentra en su relación y el filme trata de tomarse a sí mismo en serio, la diversión queda atascada y lo que aparece es el tedio.
No ayuda mucho el hecho de que los directores, Phil Lord y Chris Miller (Cloudy with a Chance of Meatballs), filman el conjunto con una falta de estilo considerable: los tiroteos y persecuciones están editados sin garra ni claridad.