Asciende desempleo entre adolescentes
Jóvenes llenan las solicitudes sin recibir respuestas
Por casi dos años, Kevin Rodríguez se dedicó exclusivamente a buscar empleo. Recién graduado de la preparatoria y sin dinero para continuar sus estudios, el muchacho recorrió decenas de restaurantes de comida rápida, cafeterías y otros negocios del surcentro de Los Ángeles.
“Nunca me llamaron”, comenta Rodríguez, de 19 años. “Hasta pedí trabajo en una escuela”, dice.
Cansado de repartir solicitudes de empleo, el chico decidió integrarse, por consejo de sus amigos, al programa de capacitación laboral de la organización Los Angeles Conservation Corps, donde también le dieron la oportunidad de incorporarse a la vida laboral, participando en actividades comunitarias.
Siete meses después, el adolescente presume que su desempeño ha sido recompensado con el primer aumento de sueldo de su vida. Ahora gana nueve dólares por hora, dejando atrás al salario mínimo. “Sé plantar árboles, hacer camas para jardines; también he hecho cosas de irrigación”, señala.
Rodríguez puede considerarse un afortunado: forma parte del 65% de los californianos de entre 14 y 19 años de edad que tienen un empleo, la segunda tasa más baja de todo el país, sólo debajo de Washington D.C., según un análisis del Instituto de Políticas de Empleo (EPI).
El resto, el 35%, se enfrenta a un ejército de desocupados de más edad, con un nivel académico más alto, mejor capacitación y más experiencia, que pelea con uñas y dientes las pocas vacantes.
“Los Ángeles tiene una de las tasas más altas de desempleo en el país y para los jóvenes es incluso peor”, indicó Kari Alire, gerente de programas de Los Angeles Conservation Corps.
Pero también hay pocas esperanzas para la generación predecesora. Un reporte del Centro Pew de Investigación Social publicado esta semana reveló que las dificultades económicas han obligado a los jóvenes de 25 a 34 años a dejar de lado su independencia y retornar a casa de sus padres.
Los hispanos, con un 45%, encabezan la lista de adultos jóvenes que viven o han vivido recientemente con sus progenitores. Les siguen los blancos, con un 38%, y los afroamericanos, con un 32%.
En más de 20 estados del país, el nivel de desempleo de los adolescentes es de al menos 24%, que es tres veces la tasa general reportada en enero, de 8.3% (la más baja desde enero de 2009).
Comparando ese nivel con el de los chicos de California, la diferencia es de más del 400%.
“Ellos ahora tiene que competir con adultos más capacitados que tampoco tienen trabajo. Sin nuestros programas estos chicos simplemente estarían desempleados”, expone Alire.
El desempleo en los menores de edad a nivel nacional ha rebasado el 20% por 40 meses consecutivos, la primera vez que se observa un descenso de tal magnitud desde que la Oficina del Censo comenzó a registrar esas cifras en 1948.
“Aunque el mercado laboral parece estar recuperándose, la situación sigue siendo sombría para los jóvenes a medida que se acerca el verano”, manifestó Michael Saltsman, investigador de EPI, quien resalta que en algunas entidades éstos son víctimas de los legisladores.
Ocho estados han aumentado su salario mínimo y otros quince están considerándolo hacerlo este año (no es el caso de California), una medida que, de acuerdo a expertos, suele reducir las jornadas laborales y las oportunidades a los trabajadores menos calificados.
Investigadores de la Universidad de Miami y Trinity encontraron que la carga más dura recae sobre los jóvenes afroamericanos: cada aumento del 10% al salario mínimo reduce su tasa de empleo por un 6%.
“Los adolescentes desempleados están perdiendo más que un cheque de pago, están perdiendo las habilidades necesarias para avanzar en el campo de trabajo”, advirtió Saltsman.
Kevin Rodríguez, quien ha pasado dos años sin estudiar, ahora está enfocado en inscribirse en septiembre en una universidad de San Diego para cursar la carrera de sociología. “A veces no encuentras trabajo porque no tienes las aptitudes, pero en ocasiones se debe a la suerte”, dice. “Tienes que buscar las oportunidades”.