Nueva ola de jóvenes cubanos llega a NJ

Distinto a sus antecesores, estos inmigrantes dejan la Isla debido a la crisis y no por asuntos políticos.

Leo Romero.

Leo Romero. Crédito: Cristina Loboguerrero / EDLP

NUEVA JERSEY – Si en el siglo pasado miles de cubanos llegaron a ciudades de Nueva Jersey escapando del comunismo castrista, en los 2000 una nueva ola de jóvenes profesionales está llegando al Estado Jardín huyendo de la pobreza en la isla caribeña.

Fue la cercanía con la ciudad de Nueva York lo que atrajo a Leo Romero a North Bergen. Romero es un economista de 31 años que salió hace cinco de la isla, tras graduarse de la universidad.

Para Romero, la frase del prócer José Martí “ser cultos para ser libres”, la que por años escuchó en la escuela, es la que mejor justifica su salida de Cuba.

Aunque los Estados Unidos no era su destino predilecto al salir de Cuba, fue su esposa –a quien conoció mientras trabajaba en el área turística de Varadero– la que finalmente lo hizo tomar la decisión de mudarse a Nueva Jersey, donde se desempeña como gerente de un popular restaurante de West New York, mientras estudia para obtener su título como Administrador de Negocios y Finanzas.

“Yo no salí de Cuba por problemas políticos, lo hice como la mayoría de los jóvenes que lo hacen –por los problemas económicos– buscando un futuro”, explica Romero. Tras un gran suspiro admite que lo que más extraña de Cuba es su familia y asegura que tuvo una infancia “muy feliz”.

Romero es parte de los jóvenes cubanos profesionales que siguen llegando a vivir al norte del condado Hudson. Y distante a lo que se piensa que esta zona –compuesta por las ciudades de Union City, Weehawken, West New York, North Bergen y Guttenberg– ya no es el sitio elegido por los cubanos para vivir, la inmigración cubana continúa asentándose allí.

Union City y West New York fueron dos ciudades elegidas por los primeros cubanos que llegaron al área a comienzos de la década de los 60 y que poco a poco, atraídos por la industria de la costura y su proximidad con Nueva York, se asentaron, desplazando así a comunidades de italianos e irlandeses, que predominaban en la época.

Entre la década de los 80 y 90, los cubanos empezaron a desplazarse a otras ciudades del Estado Jardín, al igual que los que se retiraron, comenzaron a emigrar hacia el sur de la Florida. Lo que provocó que en la zona se iniciara la llegada de otras comunidades latinoamericanas y centroamericanas, que son las que actualmente predominan ahora en el área.

La socióloga Diana Puñales Morejón, de City College de Nueva York, explicó que la nueva ola de jóvenes que han llegado al área del condado Hudson, “están mejor preparados que sus antecesores, porque no sólo se preparan en Cuba, sino que muchos lo han hecho en países en donde tienen intercambios estudiantiles con la isla”.

Según la catedrática, “dentro del grupo de los mejor preparados, están aquellos que descubren que tanto Nueva York como Nueva Jersey son estados caros para vivir, por lo que buscan puestos laborales en su profesión, pero en estados que son un poco más amigables económicamente, como pueden ser ciudades en el área de Georgia y Atlanta, que también se están desarrollando en los últimos años”.

Mario Hernández es otro joven de 28 años, que llegó a Union City hace cuatro años y que actualmente trabaja en un depósito de mercancías del área de Secaucus, mientras convalida su título de biólogo marino, al cabo de lo cual planea mudarse para California.

A Hernández le encanta pasar, todas las mañanas, por un café con leche y un pan tostado al restaurante Las Brisas en Union City. “Me gusta el lugar porque tienen buena variedad de comida y mucha al estilo cubano”, indica.

Mientras saborea el café y come lentamente un pedazo de pan recién horneado, explica que vino “a Union City por mi tío, porque tenía la opción de ir a la Florida con otro familiar pero “que va”, explicó Hernández, admitiendo que no le gusta ese estado porque “los cubanos de allá son extremadamente radicales y cuando uno les dice que uno no salió por problemas políticos, lo tildan inmediatamente de castrista. Que ridiculez caballero”, exclama.

Manuel Suárez, propietario del restaurante Las Brisas de la avenida Hudson desde hace 23 años, califica al condado Hudson como “un área de paso”, en el que los jóvenes recién llegados se quedan sólo hasta cuando logran revalidar sus títulos universitarios, para luego mudarse a otros lugares con mejores oportunidades laborales.

En medio del olor del cuero tostado, del pernil de cerdo recién salido del horno, que invade el ambiente de su restaurante, Suárez asegura que –a través de los años– ha dado empleo de mesero a muchos profesionales que vienen de Cuba.

“En la última década han pasado todo tipo de profesionales que vienen de la isla, buscando trabajar mientras obtienen su reválida, que no es fácil de alcanzar y que les demanda mucho sacrificio lograrla”, explica Suárez.

La pizzería de Lucía de Armas, inaugurada en 2009 y ubicada en la avenida Park en West New York, ha tenido entre su clientela una gran cantidad de jóvenes recién llegados de Cuba.

“A mi negocio vienen los jóvenes porque cuando teníamos la pizzería con mi esposo, en el municipio de Lisa de la Provincia Ciudad de La Habana, éramos famosos y la gente extraña y vienen por recordar la pizza hecha a la cubana”, asegura la mujer.

Las cifras de la Oficina del Censo indican que la población cubana en el condado Hudson descendió en 5,249 personas, al comparar los números del 2010 (28,652) con los de 2000 (33,901). Sin embargo, la cantidad de residentes cubanos que viven en el Estado Jardín aumentó de 77,337 a 83,362 en el mismo período.

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