Ultimos arañazos en caso Pabón

Defensa insiste en la inocencia de su cliente acusado del homicidio de Eridania Rodríguez

Joseph Pabon, 26,  acusado de atacar y dar muerte a Eridania Rodríguez, una trabajora de limpieza en un edificio del Bajo Manhattan.

Joseph Pabon, 26, acusado de atacar y dar muerte a Eridania Rodríguez, una trabajora de limpieza en un edificio del Bajo Manhattan. Crédito: Mariela Lombard

Manhattan.- La defensa y la fiscalía extrajeron ayer todas sus armas durante los argumentos finales en los que se resaltó la falta de seguridad en el edificio, las pruebas de ADN en el cuerpo de la asesinada Eridania Rodríguez y los movimientos de Joseph Pabón, acusado por esa muerte.

Mario Gallucci, por la defensa, enfatizó que las numerosas evidencias forenses encontradas no corresponden a Pabón. Especialmente destacó la huella encontrada en la parte adhesiva de la cinta que sujetaba las muñecas de Rodríguez. También resaltó los dos ADN que siguen sin identificarse encontrados en las uñas de la víctima. Las marcas de zapatos en la escena del crimen no corresponden a los de Pabón….Una y otra vez Gallucci preguntaba “¿es de mi cliente?” y una y otra vez se autocontestaba “¡No!”.

Como ha hecho a lo largo del proceso denunció la falta de seguridad del edificio. Desde las personas que entraban sin identificarse, como la desconexión de las alarmas que daban acceso a las escaleras donde inquilinos fumaban y el problema con los vagabundos que accedían al edificio y que les llevó a solicitar patrullas policiales. “Este edificio está bien lejos de ser seguro”, afirmó y recordó que las llaves maestras y los códigos de acceso a zonas de seguridad no se habían cambiado por años.

Gallucci denunció la investigación policial porque desde el 7 julio 2009 al día 11 en que se encontró el cadáver: “nunca aislaron la escena del crimen”, así como la toma de ADN de las uñas de Rodríguez que debió haberse hecho separada: Una de la parte exterior y otra de la interior, pero que en su lugar se juntó. La defensa mantiene que el ADN de Pabón era del denominado de contacto al recoger la bolsa de basura de la limpiadora y que estaba en el exterior.

Explicó por qué se ve al acusado en las grabaciones de las 11 a.m. con una cinta adhesiva similar a la que se usó para atar a la víctima: “Los de la mudanza necesitan cinta adhesiva y le piden ¿a quién? ¡Al empleado de mantenimiento!”.

Respecto a los dos momentos en que Pabón no aparece en los videos [36 minutos y 42 segundos] descartó que tuviera tiempo material para buscar a Rodríguez, encontrarla, atacarla, maniatarla, matarla, subirla del piso ocho al 12, abrir el conducto del aire acondicionado e introducirla en él.

Destacó también que cuando Pabón vuelve a ser grabado [tras sus ausencias para vomitar en el baño] éste aparece tranquilo, hablando con los de la mudanza y operando el montacargas.

La fiscal Christine Keenan inició sus argumentos advirtiendo al jurado que la defensa quiere aislar las evidencias para que no las vean en su conjunto, pero que las tienen que ver en su totalidad para tener idea de lo que pasó.

“Voy a indicarles las cosas que no tienen que preocuparse en sus deliberaciones”, dijo Keenan señalando que una es la hora de la muerte: entre 7:00 y 9:00 p.m. por la última conversación de Rodríguez y los roces ocasionados al trasladarla del piso 8 donde la mataron al piso 12 donde la ocultaron.

Sobre el argumento de la defensa, de que su asesino fuera un extraño, aseguró que tuvo que ser alguien que conocía el edificio, que sabía cómo moverse sin ser grabado: “alguien como el acusado que sabe dónde está el aire acondicionado y tiene la llave maestra para entrar en el piso y en el cuarto”.

Mostrando las imágenes de Pabón saliendo del baño a las 7:39 p.m. resaltó el que llevase los guantes de trabajo “para ir al baño” y una camiseta alrededor del cuello que la fiscal dijo ocultaba el arañazo. Sobre los arañazos indicó que si hubiera sido -como él alega- al afeitarse sería un corte no un arañazo y los que tenía en brazos y torsos indicó que era de sentido común ver que correspondían a uñas y dedos.

Defendiendo las pruebas, explicó la huella en la cinta adhesiva que sujetaba las manos de Rodríguez como posiblemente perteneciente a la víctima, pero que dado la descomposición del cadáver no fue posible compararlas. No sabemos cómo llegó allí, pero sí sabemos que el asesino llevaba guantes.

Resaltó que los movimientos del acusado captados por las cámaras ni son explicables ni correspondían a los de un hombre enfermo, incluyendo su visita a la pizzería donde compró dos cervezas mientras esperaba comenzar sus horas extras. Keenan citó su visita al hospital al día siguiente de la desaparición de Rodríguez cuando le llamó su jefe para decirle que le buscaba la policía. “Fue una mentira, nunca estuvo en el hospital, porque nunca estuvo enfermo. Una persona inocente no cambia su historia”, aseguró. La fiscal recordó que tanto los archivos de la compañía telefónica como los trabajadores del hospital desmienten esa visita.

La defensa habla de una duda razonable, aquí no hubo duda para los detectives: “Antes del ADN la evidencia apuntaba abrumadoramente al acusado”, afirmó Keenan que pidió al jurado declarase culpable al acusado.

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