Buscan que reclusos preserven vínculos familiares

La familia es vital para lograr su rehabilitación.

Denise Laborde tuvo a un sobrino en una prisión fuera de la ciudad.

Denise Laborde tuvo a un sobrino en una prisión fuera de la ciudad. Crédito: Jose Acosta / EDLP

NUEVA YORK – Pedro Collado, de 57 años, duró ocho años encarcelado por un caso de criminal y, según reveló, lo que más le afectó de ese periodo fue que lo enviaran a una prisión lejos de sus dos hijas.

“Yo estaba en la prisión Green Haven, en el condado Dutchess, que queda a unos siete horas ida y vuelta de la ciudad, y mi familia, que es pobre y vive en el sur de El Bronx, apenas podía ir a visitarme dos veces al año”, dijo Collado. “Mis hijas, que entontes tenían siete y nueve años, crecieron lejos de mí, y eso es lo que más lamento de esa época”, expresó Collado.

Denise Laborde, quien trabajó en Rikers Island como consejera de programas para drogadictos, dijo que vivió en carne propia lo que es tener a un familiar encarcelado en un lugar remoto.

“Mi sobrino Timothy hizo siete años en la prisión de Green Haven, por intento de asesinato. Él era un adolescente, apenas tenía 17 años, y se metió en problemas por andar en pandillas”, dijo Laborde. “La familia lo visitaba una vez al año, por su cumpleaños, porque el viaje salía muy costoso. Tampoco podíamos hablar por teléfono mucho, porque las llamadas son muy caras, y la mayor comunicación la hacíamos por correo”, explicó.

Laborde dijo que el estado tiene la responsabilidad de rehabilitar a los encarcelados, “y preservar sus vínculos familiares es vital para lograr esa rehabilitación”.

“Conseguir que una persona se reintegre a la sociedad comienza con la familia”, señaló.

Tomando en cuenta estas preocupaciones, el senador estatal Gustavo Rivera y la asambleísta Naomi Rivera introdujeron una legislación en el Senado y la Asamblea que establecería un programa piloto para la colocación de padres encarcelados cerca de sus viviendas y la de sus hijos.

Actualmente, el Departamento de Corrección y Supervisión Comunitaria no toma en cuenta si un individuo es padre o madre o dónde están residiendo sus hijos para determinar en qué prisión éste debe cumplir su condena.

“Las familias son más fuertes cuando se mantienen unidas”, dijo Rivera, quien es miembro de los comités del Senado de Víctimas de Crimen, Crimen y Correcciones. “Ex encarcelados tienen menos probabilidad de volver a la cárcel si mantienen una estrecha relación con amigos y familiares mientras están en prisión. Asimismo, los niños tienen más probabilidades de ser exitosos y de tener alta autoestima cuando se mantienen relacionados con sus padres”, señaló.

La asambleísta Naomi Rivera dijo que la preservación del vínculo familiar es “una herramienta especial cuando las madres son las que están en la cárcel, porque más del 80% de ellas son ofensoras no violentas que retornarán a sus hogares”.

“Espero con interés los resultados de este programa piloto, para que podamos empezar a aplicar sus lecciones en nuestro sistema penal, en beneficio de los 100,000 niños cuyos padres están en la cárcel y en el de las comunidades que reciben a los prisioneros que son liberados”, dijo la asambleísta.

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