Odisea de policía conmociona a Perú

Lima/EFE – Herido, acosado por un grupo armado y comiendo raíces y frutos en medio de la selva, la odisea que permitió sobrevivir al suboficial de la Policía Luis Astuquillca emocionó y concitó la atención de todos los peruanos.

Astuquillca llegó el domingo hasta el pueblo de Kiteni, en la región Cuzco, después de haber sido dado por desaparecido hace 17 días junto a uno de sus compañeros, en medio de los combates que mantienen las fuerzas de seguridad con un grupo armado conformado por remanentes de Sendero Luminoso.

Los policías, miembros de la Dirección de Operaciones Especiales (Dinoes), descendían el pasado 12 de abril con cuerdas desde un helicóptero cuando la aeronave fue ametrallada y se alejó de la zona, dejándolos en medio de la selva.

Este episodio, que ha generado críticas y versiones encontradas sobre las causas del abandono, determinó la muerte del suboficial Landert Tamani y la desaparición de Astuquillca y su compañero César Vilca.

A partir de ese momento, patrullas de fuerzas especiales desplegaron una intensa búsqueda, sin mayor éxito, y sostuvieron varios combates con los subversivos que, incluso, el viernes pasado causaron la muerte de dos policías y un militar.

El caso alcanzó mayor tensión hace una semana y media, cuando un grupo de periodistas se encontró en medio de la selva con el cabecilla terrorista Martín Quispe Palomino, “camarada Gabriel”, quien aseguró que los policías habían sido “aniquilados” y que les habían quitado sus armas.

Las autoridades negaron esta versión y replicaron con imágenes que mostraron las condiciones en que opera el grupo armado, al que vinculan con el narcotráfico, y confirmaron que decenas de niños, conocidos como “los pioneritos”, son retenidos por el grupo armado.

Según los primeros informes, Astuquillca llegó la tarde del domingo a Kiteni acompañado por dos campesinas que lo ayudaron cuando apareció el sábado pasado en el poblado de Alto Postakiato.

Tenía una herida de bala en la pierna y otra en el brazo derecho, además de mostrar signos de deshidratación.

Tras ser atendido en Kiteni, Astuquillca volvió a Lima en un avión de la Policía, del que descendió por sus propios medios para encontrarse con sus emocionados familiares, autoridades del Gobierno y numerosos periodistas.

Con rostro adusto y visiblemente cansado, el joven suboficial fue felicitado por el ministro peruano del Interior, Daniel Lozada, y por el director general de la Policía, Raúl Salazar, quien lo abrazó efusivamente, mientras un destacamento de la Dinoes daba vivas.

Sin ofrecer mayores detalles, Lozada declaró a los periodistas que el caso ha “emocionado a todos” y pidió a sus compatriotas que asuman una “lucha frontal contra el narcotráfico, que es la base del delito que inspira a estos terroristas a hacer tanto daño al país”.

“Este es un ejemplo que nos enorgullece a todos los peruanos y a la Policía Nacional del Perú”, remarcó.

El Ministerio del Interior añadió, en un comunicado, que la reaparición fue posible “gracias a la acción de la población civil que acudió en apoyo a la búsqueda incesante de los miembros de las fuerzas del orden” y a la “capacidad y adiestramiento” del policía.

El caso motivó titulares como “Milagro en el Vrae (en referencia a la región del Valle de los Ríos Apurímac y Ene)”, del diario oficial El Peruano- “Vive”, del diario Perú.21, y “Escapó del infierno”, del diario La Razón.

La República enfatizó, por su parte, que el caso confirma que el cabecilla terrorista “Gabriel” mintió cuando dijo que los policías habían muerto.

Mientras Astuquillca fue llevado al Hospital de la Policía y se espera conocer sus declaraciones oficiales, todos se preguntan aún por lapor la suerte del suboficial Vilca, al que algunos dan por muerto y otros aseguran que quedó malherido en la selva mientras su compañero iba por ayuda.